Autora: Ana Muñoz
El término mindfulness no tiene una traducción exacta al español. Puede definirse como una atención y conciencia plena del momento presente. Es decir, se trata de centrarse de un modo activo y reflexivo en el aquí y el ahora, en contraposición a la fantasía o el soñar despierto.
Sin embargo, para entender del todo este término, es preciso tener en cuenta que no se trata de una reflexión valorativa, sino tan solo contemplativa. Se trata de observar sin juzgar, sin crítica ni rechazo, sin valoración alguna, sino aceptando la experiencia tal y como está aconteciendo.
El mindfulness es una filosofía de vida procedente del budismo Zen. Es el ideal Zen de vivir en el momento presente. Este concepto ha sido adoptado por las psicoterapias de última generación, como la terapia de aceptación y compromiso, la terapia de conducta dialéctica, o la psicoterapia analítica funcional.
Elementos principales del mindfulness
Centrarse en el momento presente
Consiste en sentir las cosas tal y como están sucediendo, sin pretender ejercer ningún control sobre ellas. Es decir, la persona que usa esta técnica no se centra en un pensamiento para modificarlo, sino que se centra en un pensamiento, actividad, imagen mental, etc. en sí mismo, sin pretender cambiarlo ni hacerlo desaparecer. Eso ayuda a aceptar las experiencias tal y como son, sintiendo lo que sucede, sin huir, incluso aunque se trate de una emoción desagradable. Eso permite que lo que ha de suceder, suceda de un modo completo, dejando que cada experiencia sea vivida en su momento, en el presente.
Apertura a la experiencia y los hechos.
Consiste en centrarse en lo que se está viviendo, en vez de centrarse en las interpretaciones que pueden hacerse de dicha experiencia. La persona se centra en lo que siente y percibe, sin usar el lenguaje para interpretarlo o traducirlo, pues el lenguaje puede sustituir a lo real, lo hace uniforme y lo enmarca en cuadros predefinidos y estereotipados. Por tanto, la persona se limita a observar y sentir lo que aquello que observa le sugiere, dejando que unas sensaciones lleven a otras de un modo natural, sin ejercer control alguno.
Aceptación radical
Durante el mindfulness, la experiencia se acepta tal y como es, tanto si es positiva como si es negativa, tanto si es agradable como si resulta desagradable, aceptando las experiencias como naturales, como un observador que abriera tu mente y observara lo que en ella hay, sin valorar ni juzgar, sin decir "esto está bien" "esto está mal, "esto es horrible", "esto es maravillo", "esto es sucio"... Se acepta tanto la experiencia como las reacciones a ellas, considerándolas naturales y normales. Así pues, las emociones negativas se ven como normales, no como algo horrible de lo que hay que huir, sino como parte de una experiencia humana que es necesario vivir.
Elección de las experiencias
Las personas eligen con qué experiencias quieren usar esta técnica, es decir, eligen en qué desean centrarse. Una vez que han elegido la situación, han de vivirla tal y como es, aceptando todo lo que acontezca (las emociones, ideas, imágenes mentales, deseos, etc. que surjan durante la experiencia).
Renunciar al control
La aceptación implica renunciar al control. En vez de tratar de controlar las reacciones (como llanto, etc.) o emociones, debe experimentarlas tal y como se producen. Es decir, el objetivo no es reducir (controlar) el malestar (ira, tristeza, culpa, miedo...) sino experimentarlos tal y como aparecen.
Así pues, las técnicas de mindfulness pretenden lograr que la persona se deje llevar por sus sensaciones y emociones, dejando que actúen de forma natural. Esto permite que determinadas emociones, cambios fisiológicos, etc. que operan de forma autónoma se regulen de acuerdo con sus propios sistemas naturales de autorregulación. Cuando se intenta bloquear o controlar las emociones, se alteran los mecanismos de autorregulación porque no se experimentan por completo, de forma que no se dispone de toda la información necesaria, porque cuando una persona intenta controlar o bloquear una emoción, deja de sentirla de un modo real y completo. Esto no significa que ciertas técnicas psicológicas destinadas al manejo de emociones y comportamientos no sean eficaces. De hecho, las técnicas cognitivas pueden resultar mucho más eficaces después de usar el mindfulness, cuando una persona se ha permitido experimentar la situación por completo, y ha dejado que acuda a su mente toda emoción, idea, imagen mental, etc., las cuales le proporcionarán una valiosa información que podrá utilizar después para trabajar en la superación de un problema emocional.
Entre las aplicaciones de esta técnicas, la psicóloga Marsha Linehan ha desarrolla la terapia de conducta dialéctica, basada en mindfulness para el tratamiento del trastorno de la personalidad límite (Linehan, 1993). También se ha utilizado como parte de la terapia cognitiva de la depresión (Sherer-Dickson, 2004).
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