Autora: Ana Muñoz

Consiste en el paso del contenido del estomago hacia el esófago con una frecuencia lo bastante alta como para producir síntomas o inflamación del esófago.

El reflujo gastroesofágico puede producirse también en personas sanas sin que eso constituya un hecho patológico. No obstante, en circunstancias normales, la frecuencia de los episodios de reflujo es pequeña, el tiempo de contacto entre el ácido gástrico y el esófago es corto y la pared del esófago no resulta dañada.

El esófago es un tubo muscular que comunica la faringe con el estómago. Se divide en esfínter esofágico superior, esfínter esofágico inferior y cuerpo esofágico, comprendido entre ambos esfínteres. (Un esfínter es un anillo muscular con el que se abre o cierra algún orificio del cuerpo).

Fisiopatología y causas del reflujo

1. Disfunción del esfínter esofágico inferior

El principal factor que contribuye al RGE es la disfunción del esfínter esofágico inferior (EEI), un músculo circular situado entre el esófago y el estómago. Normalmente, este esfínter se cierra después de que los alimentos pasen al estómago, evitando que el contenido gástrico regrese al esófago. Sin embargo, cuando el EEI no se cierra correctamente o se relaja inapropiadamente, el ácido estomacal puede regresar hacia el esófago, lo que provoca el reflujo.

Esfínter hipotenso: el esfínter esofágico inferior posee una presión en su interior que impide que penetre en él el contenido del estómago. Cuando esta presión es anormalmente baja puede producirse el reflujo.

Esfínter corto: cuando la longitud del esfínter es pequeña (inferior a 2 cm).

2. Disminución de la motilidad esofágica

La motilidad esofágica se refiere a los movimientos que realiza el esófago para transportar los alimentos hacia el estómago. Si estos movimientos son más lentos o menos efectivos, el contenido gástrico puede quedar más tiempo en el esófago, lo que aumenta las probabilidades de reflujo. Las alteraciones en la motilidad esofágica pueden estar causadas por problemas neurológicos o disfunción muscular en el esófago.

3. Aumento de la presión intraabdominal

El aumento de la presión dentro del abdomen puede empujar el contenido gástrico hacia arriba, superando la capacidad del EEI para mantener su función. Esto puede ocurrir por varias razones:

  • Obesidad: la acumulación de grasa en el abdomen aumenta la presión intraabdominal, lo que puede contribuir al reflujo.
  • Embarazo: durante el embarazo, los cambios hormonales y el aumento de la presión abdominal debido al crecimiento del útero pueden causar reflujo.
  • Estreñimiento: el esfuerzo constante al evacuar también puede incrementar la presión en el abdomen y favorecer el reflujo.

4. Hernia de hiato

El esófago atraviesa el músculo llamado diafragma a través de un orificio que recibe el nombre de hiato esofágico. En la hernia de hiato, parte del estómago penetra por este orifico hacia el tórax.

Las personas con hernia de hiato pueden tener reflujo gástrico, pero no es muy frecuente, produciéndose solo en el 9 % de los casos. En los casos de hernia, el reflujo puede deberse a que la hernia dificulta el aclaramiento ácido del esófago.
Las hernias de hiato pueden causar complicaciones. Por ejemplo, se pueden ulcerar, causando hemorragia y perforación. No obstante, la hernia de hiato no complicada no requiere tratamiento.

5. Factores dietéticos y hábitos alimentarios

Ciertos alimentos y hábitos pueden contribuir al debilitamiento del EEI o aumentar la producción de ácido en el estómago, lo que favorece el reflujo:

  • Alimentos grasos: los alimentos fritos o muy ricos en grasas pueden retrasar el vaciamiento del estómago y aumentar la presión en el EEI.
  • Café y bebidas con cafeína: la cafeína puede relajar el EEI y aumentar la producción de ácido gástrico.
  • Alcohol: el alcohol también puede relajar el EEI y aumentar la acidez estomacal.
  • Cítricos y alimentos ácidos: los alimentos como los tomates y los cítricos pueden irritar el revestimiento del esófago y empeorar los síntomas de reflujo.
  • Comidas copiosas y comer tarde: comer en exceso o justo antes de acostarse puede aumentar el riesgo de que el contenido gástrico regrese al esófago debido a la presión adicional en el estómago.

6. Factores hormonales y médicos

Algunos estados hormonales, como el embarazo, pueden afectar el funcionamiento del EEI. Además, ciertos medicamentos pueden relajar el EEI o alterar el equilibrio ácido en el estómago, lo que facilita el reflujo. Por ejemplo, los medicamentos para la hipertensión, como los bloqueadores de los canales de calcio, y los medicamentos ansiolíticos y relajantes musculares, que también pueden disminuir la presión en el EEI.

7. Otros factores

  • Fumar: el tabaco puede relajar el EEI y aumentar la producción de ácido en el estómago, lo que facilita el reflujo.
  • Edad avanzada: con la edad, los músculos pueden volverse más débiles y el EEI puede volverse menos eficaz.

Síntomas del reflujo gastroesofágico

La existencia de pirosis o regurgitación ácida, que con frecuencia aumenta tras la comida o al estar tumbado y se alivia con alcalinos sugiere la existencia de reflujo.

Otras veces, los síntomas son más variados: eructos, dolor abdominal, náuseas, hipo, disfagia (dificultad para tragar), dolor al tragar o anemia.

En otras ocasiones, el reflujo se manifiesta como molestias en la faringe, alteraciones respiratorias (tos nocturna, broncospasmo, neumonías recurrentes, o fibrosis pulmonar).

Con frecuencia, se produce una asociación entre reflujo gastroesofágico y asma. No se conoce el mecanismo con claridad. El reflujo podría producir asma por microaspiración del contenido gástrico hacia el árbol bronquial o por una bronconconstricción debida a la presencia de ácido en el esófago.

En ocasiones, la única manifestación clínica del reflujo consiste en molestias en la faringe o laringe, como sensación de nudo en la garganta o de cuerpo extraño o disfonía (alteración de la voz).

El reflujo gastroesofágico es una causa frecuente de dolor torácico no cardíaco. Sucede hasta en el 60 % de los pacientes. El dolor puede ser idéntico al producido por un infarto de miocardio.

Qué puedes hacer si tienes reflujo gastroesofágico

  • Siéntate erguido/a o camina después de las comidas. Tumbarse después de comer favorece el reflujo.
  • Evita las prendas que compriman el abdomen.
  • No comas nada en las tres horas previas al momento de acostarte.
  • Eleva la cabecera de la cama con tacos de 15 o 20 cm de altura.
  • No es aconsejable dormir con varias almohadas o colocar la mitad superior del colchón en un plano inclinado porque esto te dobla por la cintura y hace que aumente la presión intrabdominal.
  • Pierde peso en caso de obesidad.
  • No comas comidas demasiado abundantes.
  • Evita las bebidas con burbujas.
  • Si tienes que tomar aspirinas, ibuprofeno, cortisona, medicamentos para la artritis o sodio de naproxeno, tómalos con las comidas.

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