Autora: Ana Muñoz


La halitosis consiste en el mal olor del aliento que se produce de forma persistente. Puede producirse por diferentes causas y para poder eliminarlo es imprescindible conocer qué lo está provocando.

Causas del mal aliento

Ciertos alimentos. Lo que una persona come influye en su higiene dental y en su aliento. Alimentos como ajos, cebollas, especias y otros, son absorbidos por la corriente sanguínea, pasan a los pulmones y se exhalan a través de la respiración. Si esta persona se lava los dientes el olor puede desaparecer momentáneamente, pero sigue apareciendo mientras dicho alimento permanezca en el cuerpo.

Las dietas también pueden contribuir al mal aliento debido a que las personas que hacen dientas a menudo comen poco o pasan muchas horas sin comer.

Mala higiene dental. Al comer, pueden quedar restos de alimentos en la lengua, encías y entre los dientes. Estos restos son tierra de cultivo de bacterias y pueden producir mal olor e infecciones. A menudo, el simple cepillado de dientes no es suficiente, pues no puede eliminar los restos de comida que quedan atrapados entre las muelas, de modo que es muy importante usar hilo dental además del cepillo de dientes, así como limpiar toda la boca, incluyendo la lengua, en vez de centrarse solamente en los dientes.

Boca seca. La boca seca contribuye con frecuencia a la aparición de halitosis. La saliva contribuye a la limpieza de la boca. Cuando no se está produciendo suficiente saliva, la boca se seca y no puede limpiarse correctamente. La sequedad de boca puede deberse a ciertos medicamentos, a algún trastorno de las glándulas salivales, a respirar continuamente por la boca o a la ansiedad.

Tabaco. El tabaco no solo mancha los dientes y supone un factor de riesgo para diversas enfermedades, sino que es también causa de mal aliento. Los fumadores tienen además un mayor riesgo de padecer enfermedades de las encías y pérdida del sentido del gusto.

Enfermedades. El mal aliento puede ser un síntoma de alguna enfermedad, como las siguientes:

  • Infección respiratoria
  • Infección de la nariz, tráquea o pulmones
  • Bronquitis crónica
  • Sinusitis crónica
  • Diabetes
  • Trastorno gastrointestinal
  • Trastornos del hígado o los riñones

Cómo tener una buena higiene dental

  • Cepilla tus dientes después de cada comida. Cepilla también tu lengua con un cepillo de dientes suave, para eliminar células muertas y las bacterias que se acumulan en la superficie de la lengua.
  • Usa hilo dental una vez al día para eliminar restos de comida de entre los dientes.
  • Bebe suficiente agua, para asegurarte de que tu boca no se queda seca. El chicle (preferiblemente sin azúcar) también estimula la producción de saliva.
  • Cambia tu cepillo de dientes cada tres o cuatro meses, y usa uno de cerdas suaves.
  • Visita a tu dentista al menos una vez al año.
  • Si a pesar de esto el mal olor no desparece acude a un dentista o a un médico, quien determinará la causa y el tratamiento más adecuado para tu caso.