Autora: Ana Muñoz


Los niños pequeños suelen dormir durante toda la noche y hacer una siesta durante el día y tienen un sueño más profundo que los niños más mayores o los adultos.

A los niños en la etapa de la niñez temprana les resulta difícil irse a dormir, pues tienen que dejar un mundo lleno de personas y estímulos que están descubriendo cada día. Por este motivo, les lleva más tiempo quedarse dormidos.

A esta edad existe una mayor posibilidad de que quieran tener la luz encendida o dormir con un juguete o manta favoritos. Estos objetos para dormir, llamados objetos de transición, ayudan al niño a pasar de ser un bebé dependiente a ser un niño independiente. Por tanto, no hay razón para preocuparse por esto.

Entre el 20 y el 30 % de los niños luchan durante una hora para no irse a la cama y con frecuencia despiertan a los padres durante la noche. Los niños con estos problemas tienen más posibilidades de haber vivido un accidente o una enfermedad, tener una madre deprimida o que presenta actitudes ambivalentes hacia el niño o que ha cambiado poco antes sus horarios para estar lejos la mayor parte del día.

Problemas para dormir

En ocasiones, los problemas de sueño pueden indicar un problema emocional profundo. Si la alteración del sueño es persistente debería llevarse al niño a un psicólogo. En cambio, caminar o hablar dormidos es algo común y no conlleva ningún peligro.

Terrores nocturnos y pesadillas

Comienzan a aparecer en la niñez temprana. Los terrores nocturnos consisten en un despertar abrupto en un estado de pánico. El niño puede gritar, sentarse en la cama, respirar con rapidez y tener la mirada fija. Aunque en realidad no está despierto, se puede tranquilizar fácilmente y a la mañana siguiente no recuerda lo sucedido. Suelen presentarse dentro de la hora siguiente al momento en que el niño se queda dormido

Los terrores nocturnos no suelen ser un problema serio, no son señal de problemas emocionales y simplemente pueden ser el efecto de un sueño muy profundo.

Las pesadillas suelen presentarse hacia la mañana y se recuerdan de un modo muy vívido. Una pesadilla ocasional no es motivo de preocupación pero si son persistentes, y sobre todo si atemorizan al niño durante el día y lo mantienen con ansiedad, pueden ser una señal de que se encuentra sometido a demasiado estrés. Con frecuencia, cuando el tema del sueño se repite, suele indicar la existencia de un problema específico que el niño no puede resolver mientras está despierto y sale a la superficie durante el sueño.

A veces, los problemas de sueño son el primer síntoma que experimentan los niños que sufren abuso por parte de los adultos.

Orinarse en la cama (enuresis)

La enuresis consiste en orinarse repetidas veces en la ropa o en la cama durante el día o la noche. Como se presenta más durante la noche suele considerarse un problema de sueño. Para poder diagnosticar a un niño de enuresis, debe suceder al menos dos veces por semana, al menos durante tres meses después de los cinco años.

Es más frecuente en varones. Cerca del 7 % de los niños mojan la cama, frente al 3% de las niñas a la edad de cinco años. A los diez años, el porcentaje en los niños es del 3 % y en las niñas del 2 %. La mayoría supera el problema sin ninguna ayuda especial.

Cerca del 75 % de las personas con enuresis tienen un pariente cercano que también ha tenido este problema y los gemelos idénticos tienen más probabilidades de tener los dos enuresis que los gemelos no idénticos.

En la aparición de la enuresis no parecen influir especialmente factores psicosociales o estrés. El motivo de la enuresis parece ser más bien biológico, como el tamaño pequeño al nacer, retrasos en el desarrollo o una poca capacidad funcional de la vejiga (poca capacidad para retener la orina).

Por tanto, la enuresis se trata de un problema común, que no presenta gravedad y del cual el niño no tiene la culpa, de modo que no debe ser castigado o avergonzado por ello. No es necesario un tratamiento a no ser que los niños lo consideren un problema y se sientan mal por ello. Los tratamientos más eficaces consisten en utilizar dispositivos que despiertan al niño en cuanto comienza a orinarse (pipi-stop), premiar a los niños por permanecer secos, y enseñarles a practicar el control de los esfínteres y a expandir la vejiga (aguantando más la orina durante el día).

Cómo ayudar a los niños a irse a dormir

Establecer una rutina sin presiones para irse a dormir. Por ejemplo, dedicar 20 minutos a alguna actividad tranquila, como leer o charlar justo antes de dormir.

No dejar que vea programas de terror o con demasiado volumen.

Evitar un juego muy activo y estimulante antes de irse a dormir.

Mantener encendida una pequeña luz si eso hace que se sienta más cómodo.

Conservar la calma, pero no ceder cuando el niño insista en hacer algo "solo una vez más", como leer otro cuento, tomar otro vaso de agua, ir otra vez la baño, etc.

Trata de llevar al niño a dormir un poco más tarde, pues si lo llevas demasiado pronto tendrás problemas inevitablemente.

Cómo ayudar a los niños a volver a dormirse cuando se despiertan

Si se despierta en la noche, llévalo de nuevo a la cama, háblale con calma y frótale la espalda, pero mantente firme.

Después de una pesadilla tranquiliza al niño. Si las pesadillas persisten llévalo a un psicólogo infantil.

Después de los terrores nocturnos, no lo despiertes. Si se despierta por sí mismo no le hagas preguntas y deja que se vuelva a dormir.

Ayúdale a dormir lo suficiente y con un horario regular. Los niños demasiado cansados o sobreexcitados son más propensos a los terrores nocturnos.

Si es sonámbulo, llévalo de regreso a la cama. Coloca puertas en la parte alta de las escaleras, cierres en las ventanas y campanas de alerta en el cuarto del niño, de manera que sepas cuándo se levanta de la cama.