Autora: Ana Muñoz


Prácticamente todas las células de nuestro cuerpo deben ser reemplazadas por otras nuevas de forma periódica. Algunas células, como las de la pared intestinal, mueren y son reemplazadas cada pocos días, mientras que otras células viven durante años. Tras los daños causados por heridas o enfermedades, es necesario que crezcan células nuevas para reemplazar a las dañadas. El crecimiento celular está controlado por genes que comienzan y detienen la replicación celular cuando es preciso. Sin embargo, cuando estos genes mutan, las células escapan al control de crecimiento y siguen multiplicándose a gran velocidad, formando un crecimiento o tumor.

Algunos tumores son benignos (es decir, no son especialmente peligrosos y no son cancerígenos), mientras que otros son malignos; es decir, son cancerígenos, e interfieren en el funcionamiento normal de un órgano amenazando la vida. Las células del tumor pueden viajar a través de la sangre o el sistema linfático hasta llegar a otro órgano y producir un nuevo tumor (proceso que recibe el nombre de metástasis). El cáncer de mama es el más frecuente en las mujeres; y el de próstata en los hombres.

El cáncer puede dividirse en cuatro categorías:

  • Carcinomas: afectan a los tejidos blandos en órganos y glándulas, como la piel, mamas, pulmón, páncreas, etc.
  • Sarcomas: afectan a los tejidos duros, como hueso, músculo y cartílago.
  • Linfomas: afectan al sistema linfático.
  • Leucemias: afectan a las células de la médula ósea (las células que se convierten en células sanguíneas), principalmente los leucocitos (glóbulos blancos).

No se sabe con certeza la causa de la alteración de los genes que controlan el crecimiento celular, pero es muy posible que existan diversas causas, entre ellas, la alimentación, estilo de vida, factores ambientales, factores emocionales y estrés.

1. Recomendaciones generales

Para prevenir el desarrollo de un cáncer es importante reducir la formación de radicales libres en el cuerpo, limitar la exposición a radicales libres en la alimentación y el ambiente y aumentar la ingesta de antioxidantes para combatir los radicales libres. Las personas con un sistema inmunitario fuerte y altos niveles de antioxidantes tienen menos probabilidades de desarrollar cáncer. Aunque también es cierto que muchas personas con sistemas inmunitarios debilitados y/o con alta exposición a sustancias cancerígenas no desarrollan cáncer, lo cual indica que es necesario algo más. El estrés y los factores emocionales pueden ser la causa principal en muchos casos.

El hígado uno de los órganos más importantes para defenderse del cáncer. Se encarga de filtrar y eliminar toxinas del organismo. Sin embargo, cuando la alimentación inadecuada, la polución y otras sustancias cancerígenas sobrecargan el hígado, algunas de esas toxinas no pueden ser eliminadas y permanecen en el cuerpo, donde pueden contribuir a la aparición de un cáncer. Por tanto, es importante llevar una dieta sana y utilizar hierbas para detoxicar el hígado.

Aunque se conocen casos de curación de cáncer mediante plantas y suplementos, aún no existen estudios suficientes como para poder reconocer su efectividad. Si tienes cáncer y decides someterte a un tratamiento convencional (con quimioterapia, por ejemplo), procura que tu médico esté abierto a la posibilidad de utilizar también tratamientos naturales, como los que expondremos a continuación.

2. Alimentación

Toma alimentos de cultivo ecológico.

Toma alimentos que contengan el antioxidante glutatión: espárragos, aguacates, brócoli, coles de Bruselas, coles y nueces.

Come gran cantidad de frutas y verduras crudas, sobre todo las de colores intensos. Son ricas en fibra y antioxidantes. Al comerlas crudas retienes sus enzimas naturales, que ayudan a hacer la digestión y absorber el máximo de nutrientes.

Come cereales integrales, incluyendo avena y arroz integral.

Toma germen de trigo, frutos secos y semillas, pues son ricos en vitamina E.

El ajo, la cebolla y las legumbres ayudarán a tu hígado a funcionar correctamente.

Los productos de soja fermentada, como el tofu o el tempeh parecen tener propiedades anticancerígenas.

Consume proteínas de calidad, procedentes de alubias, huevos, tofu, pescado y pollo. Si estás sometido a una terapia convencional, como quimioterapia, necesitarás aumentar tu ingesta de proteínas.

El té verde ayuda a prevenir el cáncer de estómago, esófago e hígado y actúa como un leve estimulante del sistema inmunitario.

El tomate ayuda a prevenir y curar el cáncer de próstata, sobre todo el tomate cocinado.

Toma zumos de frutas y verduras.

Evita los siguientes alimentos: alimentos con aditivos, alimentos tratados químicamente (por ejemplo, con pesticidas), azúcar refinada, grasas saturadas, hidrogenadas y parcialmente hidrogenadas, carne roja, carne ahumada, curada o a la parrilla.

3. Detoxificación

Si tienes cáncer, haz un ayuno a base de zumos de frutas y verduras durante tres días una vez al mes. Cada seis meses, haz dicho ayuno durante 5 ó 7 días. Aunque es normal que durante el ayuno aparezca dolor de cabeza o náuseas, deja de ayunar si estos síntomas son muy intensos y limítate a añadir zumos a tu dieta normal sana.

Para prevenir el cáncer, haz un ayuno de tres días a base de zumos una vez al mes, o un día a la semana.

4. Plantas y suplementos

Pueden utilizarse junto con los tratamientos convencionales (quimioterapia, radioterapia, cirugía)

- Coriolus versicolor (trametes versicolor). Toma 1000 mg tres veces al día del extracto estandarizado con el estómago vacío. Estimula el sistema inmunitario. Se usa principalmente para cáncer de esófago, pulmón, estómago y colon.

- Maitake (grifola frondosa). Toma de 0,5 a 1 mg por kg de peso corporal al día del extracto estandarizado. Reparte esta dosis en varias tomas a lo largo del día y tómalo con el estómago vacío. Estimula el sistema inmunitario. Se usa sobre todo para el cáncer de mama, próstata, hígado y pulmón.

- Enzimas proteolóticas. Toma un complejo de enzimas proteolíticas tres veces al día entre las comidas. Tienen numeroso efectos anticancerígenos. No las tomes durante los tres días anteriores o posteriores a una intervención quirúrgica.

- Astrágalo (astragalus membranaceus). Toma 1000 mg o 4 ml de la tintura tres veces al día. Estimula las células inmunitarias que combaten el cáncer.

- Vitamina C. La vitamina C para tratar el cáncer no se usa oralmente sino en forma inyectada, cuyo efecto es diferente al que tiene la vitamina C que se ingiere. Al inyectarse en sangre, es capaz de destruir as células cancerígenas. Busca un médico que conozca y administre este tipo de tratamientos.

- Curcumina. Toma 400 mg de extracto de curcumina tres veces al día con el estómago vacío. Tiene diversos efectos anticancerígenos.

- Essiac. Es una combinación de varias hierbas que se utiliza para tratar todo tipo de cánceres.

- Té verde. Toma tres tazas de este té al día, procedente de agricultura ecológica.

- Chlorella y spirulina. Toma una fórmula que contenga estas algas. Son ricas en nutrientes que promueven la salud de las células del cuerpo y en antioxidantes.

- Probióticos. Toma alimentos probióticos que contengan al menos 4.000 millones de bacterias saludables por dosis. Estas bacterias estimulan el sistema inmunitario, y favorecen la digestión y eliminación de sustancias cancerígenas.

- Aceite de pescado. Toma 1000 mg de DHA y EPA combinados, diariamente. Son ácidos grasos esenciales, que ayudan a mantener las células sanas.