Autora: Ana Muñoz


La fuerza vital

El reiki es un método de curación japonés. La palabra reiki está compuesta de dos palabras de origen japonés: Rei y Ki. Una traducción exacta de estas dos palabras es difícil debido a que el idioma japonés tiene diferentes niveles de significado, de modo que el contexto en que se use la palabra es importante para comunicar su significado. Dentro de un contexto espiritual y de sanación, al que hace referencia la palabra reiki, Rei puede definirse como la inteligencia superior que guía la creación y la función del universo. Es una sabiduría sutil que existe en todo el universo y en toda materia, viva o inerte, guiando la evolución y la creación, desde el desarrollo de una galaxia hasta el de una vida animal o humana.

Ki es la energía no física que anima a los seres vivos. Es la fuerza vital. Fluye en todo lo que está vivo, incluyendo plantas, animales y seres humanos.

Los seres vivos no están compuestos solamente de elementos físicos, como huesos, músculos, etc., sino que poseen también un sistema energético sutil a través del cual fluye la energía vital o ki. Este sistema energético está compuesto de "cuerpos" de energía que rodean al cuerpo físico y nos ayudan en el procesamiento de pensamientos y emociones. Los cuerpos energéticos tienen centros energéticos llamados chakras, que funcionan de un modo similar a válvulas que permiten que la fuerza vital circule a través de los cuerpos físico, mental, emocional y espiritual. También existen los meridianos de energía, un sistema similar al de la circulación sanguínea, aunque sutil y energético, a través del cual circula el ki en el cuerpo físico.

Nuestro cuerpo físico está vivo debido a que la fuerza vital o ki fluye a su través. Cuando el ki de una persona es alto y fluye libremente, se siente sana, confiada y dispuesta a disfrutar de la vida y asumir retos. Cuando el ki es escaso o está bloqueado, la persona se sentirá débil y con más probabilidades de enfermar.

El estrés y las emociones negativas pueden bloquear el flujo de ki, causando alteraciones en el organismo.

Recibimos el ki del aire que respiramos, los alimentos, el sol y el sueño. Es posible incrementar el ki usando técnicas de respiración y meditación. Ki es también el Chi de China, el Prana de India y también se le conoce como fuerza vital, o fuerza ódica.

Definición

Por tanto, reiki puede definirse como una energía sanadora formada por la fuerza vital y guiada por una inteligencia superior. Es decir, la energía reiki lleva asociada una inteligencia superior que guía hacia la curación. No puede ser guiada por la mente humana, de modo que no está limitada por la experiencia o conocimientos del practicante de reiki. Tampoco puede usarse de un modo negativo, pues siempre produce un efecto sanador. Hay que tener en cuenta que la energía reiki no es lo mismo que la energía de la fuerza vital, pues esta última sí puede ser influenciada por la mente humana y utilizada tanto para sanar como para enfermar.

La salud procede del ki que fluye dentro y alrededor del individuo. Es el ki el que anima y hace funcionar los órganos y tejidos mientras fluye a su través y, por tanto, es responsable de mantener sano el organismo. Si el flujo de ki se ve perturbado, los órganos y tejidos se verán afectados. Por tanto, la enfermedad se debe a la alteración en el flujo del ki.

Una característica importante del ki es que responde a nuestras emociones y pensamientos, de manera que puede fluir con más libertad o verse perturbado o bloqueado por ellos. Los pensamientos y emociones negativas son la causa principal de la perturbación del flujo de ki.

Los pensamientos y emociones negativas de las que no somos del todo conscientes, son las que pueden causar más problemas, ya que al no ser conscientes de ellas, tampoco podemos trabajar en eliminarlas.

Dado que la energía reiki está guiada por una inteligencia superior, sabe por sí misma cómo actuar ante una perturbación del ki para restablecer el equilibrio y la salud. Puede trabajar directamente en la parte inconsciente de nuestro cuerpo/mente e incidir sobre las emociones y pensamientos negativos.

Cómo funciona el reiki

El reiki implica la transferencia de energía del terapeuta al paciente, aunque puede usarse también para la autocuración. El terapeuta sitúa sus manos sobre el cuerpo del paciente, sin llegar a tocarlo, a unos pocos centímetros de él, y deja fluir la energía reiki, la cual actuará por sí sola produciendo la curación. Es diferente a la imposición de manos, pues en ésta, una persona con un fuerte campo energético utiliza su propia energía vital para curar a la otra persona y es el terapeuta el que guía el proceso, mientras que la energía reiki se guía a sí misma. El terapeuta reiki es solamente un canal a través del cual fluye la energía reiki, de manera que la energía del terapeuta no se ve afectada por la curación, ni siente cansancio o debilidad al hacerlo.

Por este motivo, el reiki puede ser aprendido y practicado por cualquier persona, independientemente de su nivel de desarrollo intelectual o espiritual o de sus conocimientos.

La iniciación

Por lo general, el aprendizaje se produce a través de lo que se llama la iniciación. Si el estudiante no tiene abiertos los canales para que circule la energía reiki a su través, corre el riesgo de usar su propio ki durante la curación, lo cual puede perjudicar su propia salud o puede usar su ki incorrectamente.

Durante la iniciación, el maestro de reiki emplea una serie de sonidos y símbolos para sintonizar el sistema nervioso del individuo con un nivel de energía superior, hasta que el estudiante puede experimentar un mayor flujo de energía a través de sus manos, con el que puede curarse a sí mismo y a los demás. El proceso de iniciación implica la apertura de los chakras del corazón, la corona y las palmas de las manos, y la creación de un vínculo entre el estudiante y la energía reiki.

No siempre es necesaria la iniciación, y algunas personas pueden lograr la apertura de los canales para que fluya la energía reiki sin necesidad de dicha iniciación, mediante técnicas de desintoxicación del cuerpo, respiración, purificación y meditación.

La sesión de reiki

Durante una sesión de reiki, el paciente se tumba vestido en una camilla (aunque puede estar sentado o incluso de pie). El terapeuta reiki sitúa sus manos sobre el paciente, sin llegar a tocarlo, en una serie de posiciones diferentes (alrededor de la cabeza y hombros, el abdomen y los pies). Otras posiciones más específicas estarán basadas en las necesidades del paciente. Cada posición se mantiene entre 3 y 10 minutos, dependiendo de cuanto reiki necesite el paciente en cada posición. La sesión completa dura entre 45 y 90 minutos.

Antes de comenzar es importante quitarse los anillos o cadenas u otros objetos de metal, piedras preciosas o semipreciosas, cinturones de cuero y relojes. Muchos de estos objetos atraen energías que interfieren con la energía reiki. Los relojes crean un circuito cerrado que reduce el flujo de energía vital. Los pendientes también interfieren con el flujo de energía vital.

Autocuración con reiki

Existen diversas posiciones principales para situar las manos durante una sesión de autocuración con reiki:

1. Sitúa las palmas de tus manos sobre tu cara, con las puntas de los dedos en la frente.

2. Sitúa tus manos a ambos lados de tu cabeza, con los dedos sobre la corona.

3. Cruzando tus brazos por detrás de tu cabeza, sitúa tus manos tras ella.

4. Coloca tus manos sobre tus mejillas y mandíbula.

5. Rodea tu cuello con una mano en forma de V. Sitúa la otra mano entre tu corazón y tu clavícula.

6. Sitúa las manos debajo del pecho, sobre las costillas. Relaja los codos.

7. Sitúa tus manos en tu plexo solar, encima del ombligo, permitiendo que las puntas de tus dedos se toquen.

8. Sitúa cada una de tus manos sobre un hueso pélvico, permitiendo que las puntas de tus dedos se toquen.

9. Eleva tus brazos sobre tu cabeza y coloca tus manos en tus hombros, sobre las paletillas. Si no puedes alcanzar las paletillas, sitúa las manos en los hombros.

10. Coloca tus manos en el centro de tu espalda, con las puntas de los dedos tocándose.

11. Las dos posiciones finales son la parte baja de la espalda y el sacro.