Autora: Ana Muñoz (psicóloga y directora de Cepvi.com)
Precio: libro electrónico: 10 euros, impreso: 15 euros

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Introducción

El primer paso para poder salir de una situación de maltrato psicológico o abuso emocional consiste en reconocer que está sucediendo. Hay muchos motivos por los que una persona no llega a ser consciente de lo que está pasando, pero tal vez el más poderoso es que, para la mayoría de las personas, resulta muy difícil creer que la misma persona que amas y que se supone que te ama, te esté sometiendo a un constante maltrato. De hecho, parece incluso una contradicción: ¿Cómo es posible que alguien que dice quererte te maltrate? Tendemos a pesar que si existe amor no puede existir maltrato, como si ambas cosas no pudieran darse juntas jamás. Pero esta es una idea errónea y peligrosa, una trampa que te impide ver la realidad tal cual es. Y la realidad es que el ser humano es sumamente complejo, y la misma persona que cuando dice que te ama lo dice en serio, puede estar maltratándote también, tanto física como psicológicamente.

Tendemos a pensar en el amor como algo hermoso, una relación de apoyo, cariño y respeto por la otra persona y la relación. Un compromiso con alguien a quien deseas lo mejor y a quien jamás querrías dañar. Ésta es sin duda una buena definición para un tipo de amor sano; la clase de amor que todos consideramos que debe ser el amor “verdadero”. Pero en realidad, hay tantas formas de amar como personas en el mundo. Y los sentimientos de amor pueden ir entremezclados con otros sentimientos, actitudes, carencias, trastornos, ideas, miedos, etc., que hacen que el cóctel resultante sea una compleja mezcla que lleva a una persona a vivir y sentir el amor de una manera muy particular.

La persona dependiente y ansiosa, por ejemplo, llena de miedo al abandono, dirá que te ama, lo creerá, lo sentirá. Alguien puede decirle: “No es amor, es dependencia, es miedo a la soledad”, pero no podemos negar la experiencia subjetiva de esta persona, que dice que ama a su pareja con una intensidad que le asusta. No es un amor sano, no es un amor que lleve a crecer, pero esa persona lo vive como amor. Y eso es la puede llevar a pensar: “No puede estar maltratándome porque me ama; si me trata así es por mi bien; es por mi culpa; porque le hago enfadar; hay algo malo en mí...”. Pero la idea de que quien te ama (al menos a su manera) no puede estar maltratándote, además de ser errónea, te lleva a pensar de un modo que resulta perjudicial y destructivo, que te impide ver lo que está pasando, te impide tomar medidas, y te lleva a culparte y hacerte responsable de lo que está pasando. Y es que la persona maltratada, aunque no reconozca que está siendo objeto de abuso, sí sabe que la están castigando, que ciertos comportamientos de su pareja (o padre, madre, etc.) le hacen daño, le resultan humillantes e insultantes, la dejan en un estado de confusión, dudas, tristeza, ansiedad. Pero ante la imposibilidad de aceptar que la persona que dice quererla la está maltratando, descartada esa opción de su mente por inadmisible o imposible, no le queda más remedio que culparse a sí misma de lo sucedido: “Si yo no fuera tan idiota, mi pareja no tendría que hablarme así”. Pero ni aunque fueras la persona más idiota en la faz de la tierra merecerías el maltrato. Incluso los criminales más crueles han de ser tratados con dignidad y no ser sometidos a vejaciones, insultos o humillaciones, y así lo establecen las leyes de todos los países civilizados. Por tanto, la idea que has de tener muy presente desde este instante es esta: la persona que te ama puede estar maltratándote al mismo tiempo, porque el amor no siempre es sano ni responde al ideal de amor que todos queremos tener.

Por supuesto, en otras ocasiones, el maltratador no siente ningún tipo de amor por la víctima, tan solo desprecio y desagrado, o bien pueden darse juntos sentimientos contradictorios, de amor y desprecio.

En este libro se describe en qué consiste el maltrato psicológico (también llamado abuso emocional, abuso verbal o acoso moral), aunque a lo largo del libro utilizaremos los términos maltrato psicológico o abuso emocional de manera intercambiable. Nos centraremos principalmente en el maltrato psicológico más que en el físico, porque todo abuso físico conlleva también abuso psicológico, y es precisamente este último el que produce los efectos más nocivos en la víctima. La persona que es golpeada o amenazada físicamente, está también siendo víctima, con cada golpe, de humillación, desprecio, burla, crítica, insultos, etc., que constituyen abuso emocional. Las heridas del cuerpo se acaban curando; las heridas emocionales producen un efecto más duradero, con daño o destrucción del sentido del yo o identidad, depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, baja autoestima, incertidumbre, dudas acerca de uno mismo y la propia capacidad, etc. Los efectos los veremos con más detalle en el capítulo correspondiente y haremos especial hincapié en el trastorno de estrés postraumático, una de las consecuencias más graves que puede llegar a tener el maltrato.