Autora: Ana Muñoz


Algunas madres y padres sienten una vinculación prácticamente instantánea con su bebé desde el momento en que nace, pero no siempre sucede así. Con frecuencia, hace falta un poco de tiempo para que surja esa vinculación y sentimiento de amor hacia el bebé, como sucede con cualquier persona que acabas de conocer.

A lo largo del día, pasarás mucho tiempo con tu bebé, alimentándolo, cambiando sus pañales o dándole los cuidados que necesite. Esta interacción va sirviendo para ir formando ese vínculo afectivo entre ambos. Las madres y padres suelen mirar a los bebés a los ojos y hablarles suavemente, cantarles, sonreírles, tenerlos en sus brazos, acariciarlos, besarlos… Todo esto va creando y fortaleciendo ese vínculo y los bebés estarán encantados de que se les preste atención de esta manera, pues es algo que necesitan para su correcto desarrollo.

Aunque lo que más hacen los bebés de poco tiempo es comer y dormir, también habrá momentos (aunque de corta duración) en los que tu bebé esté más activo y quiera jugar. Si prestas atención, sabrás detectar esos momentos y aprovecharlos.

Aunque no sepan hablar, los bebés también tienen formas de comunicarse. La principal es el llanto, pero no es la única. Los gestos que hace con la cara o el cuerpo, ciertos sonidos que emite, el modo como hace contacto visual o lo evita… Si prestas atención a sus señales, podrás ir aprendiendo a “leer” a tu bebé y saber lo que está tratando de comunicarte o cuáles son sus necesidades (si está incómodo, si quiere jugar, si quiere que lo dejen en paz, si tiene sueño, si desea tenerte a su lado, etc.). Por supuesto, habrá momentos en los que no tendrás ni idea de lo que le pasa o necesita, pero cuanto más lo observes y lo conozcan, más fácil te resultará relacionarte con tu bebé y entenderlo.

Es importante que respondas siempre que te necesite. No temas mimarlo demasiado, pues no hay modo de malcriar a un bebé. Acude siempre que llore y trata de responder a sus señales.

Hablar y leer a los bebés es otro modo de relacionarse con ellos. A tu bebé le gustará oír tu voz y ver cómo te diriges a él o ella. También le gustará que le leas algún cuento, incluso aunque sea demasiado pequeño y no entienda una palabra de lo que dices. Hablar y leer a los bebés estimula el desarrollo del lenguaje y fortalece la cercanía emocional entre vosotros.

El contacto físico es también una parte importante de vuestra relación. A los bebés les encanta que los cojan en brazos, los acunen, los acaricien, besen, abracen y, en general, les muestren afecto mediante el contacto físico. También puedes darle un masaje suave. No solo le gustará sino que también lo ayudará a relajarse y calmarse.

Las rutinas son también muy importantes para los niños en general, así como para los bebés. Les dan sensación de seguridad y les hacen sentir que viven en un mundo predecible. Puedes establecer rutinas con el baño, al acostarlo por la noche o al alimentarlo. Por ejemplo, puedes poner música tranquila siempre que le vayas a dar de comer o leerle todos los días un rato antes de dormir, acostarlo siempre a la misma hora por la noche, bajando las persianas y dejando la casa en silencio, ponerlo siempre en el mismo sitio para dormir durante el día... Es decir, organiza sus cuidados básicos en patrones que se repitan siempre del mismo modo. Esto le servirá de gran ayuda también conforme vaya creciendo, pues le ayudará a formar hábitos con la alimentación, el baño o el sueño y tener menos problemas con ellos, como puede suceder con bebés cuyos padres y madres se comportan de un modo más errático e impredecible.