Autora: Ana Muñoz


Estas son algunas de las preguntas que pueden hacerse las madres que están empezando a amamantar a su bebé.

¿Cuándo empezaré a tener leche?

La verdadera leche aparece entre el segundo y el quinto día tras el nacimiento del bebé. Que aparezca antes o después depende de si es tu primer hijo, de tu estado de fatiga por el parto, de lo bien que el bebé aprende a agarrar el pecho y de la frecuencia y efectividad con la que mama el bebé.

Hasta que aparezca la verdadera leche, el bebé toma calostro, que es muy rico en proteínas, factores inmunitarios y otros ingredientes que son beneficiosos para el bebé. Después se va produciendo un cambo gradual de calostro a leche normal, que suele aparecer unos 10-14 días después del parto.

Estas son algunas circunstancias que ayudan a que la leche aparezca antes:

  • Un parto sin complicaciones.
  • Que el bebé se amamante con frecuencia.
  • Que el bebé agarre el pezón de forma correcta.
  • Evitar darle el biberón a no ser que sea necesario por motivos médicos.
  • Consultar a un especialista en lactancia.
  • Tener una pareja, amigos o profesionales de la salud que te apoyen.

¿Con qué frecuencia y durante cuánto tiempo se debería amamantar al bebé?

El mejor consejo en este caso es que observes al bebé y no el reloj y dejar que tome lo que desee y cuando lo desee. Durante las primeras semanas, la frecuencia y duración de las tomas es variable. A veces maman durante mucho rato, otras se quedan dormidos durante una toma y si despiertan media hora más tarde pueden querer seguir mamando. Ten en cuenta que la frecuencia con la que se amamanta es lo que estimula la producción de leche. Además, conforme la frecuencia aumenta, la leche se va volviendo más rica en grasa, que aporta al bebé las calorías que necesita.

Algunas madres tienen pechos con menor capacidad para almacenar leche (esto no depende del tamaño de los pechos). Estas madres tan solo necesitan amamantar al bebé con más frecuencia.

¿Cómo sé si el bebé está tomando suficiente leche?

A las madres, sobre todo las primerizas, no les resulta siempre fácil saber si el bebé está tomando leche suficiente durante las primeras semanas. Estos son algunos signos que indican que el bebé está tomando bastante leche:

- Al bebé que toma leche suficiente, hay que cambiarle los pañales desechables entre 4 y 6 veces al día (entre 6 y 8 si son de tela). El número adecuado de pañales mojados te indican que está bien hidratado.

- Las deposiciones del bebé. Durante la primera semana, las heces del bebé pasan de tener un color negro pegajoso, a verde y luego a marrón. En cuanto la leche rica en grasa aparece, las heces se vuelven más amarillentas, como del color de la mostaza, lo que indica que está tomando suficientes calorías. Durante el primer mes o los dos primeros meses, el bebé que está tomando suficiente leche rica en grasa tendrá dos o tres deposiciones amarillentas al día. Algunos bebés pueden hacer una deposición durante o después de cada amamantamiento.

- Los pechos los notarás llenos antes del amamantamiento, menos llenos después y con pérdida de leche entre amamantamientos. Todo esto es señal de una producción suficiente de leche. Tras unos meses, estas pérdidas de leche desaparecen.

- El comportamiento del bebé también te indica que está tomando suficiente leche: mama vigorosamente, lo oyes tragar, sientes el reflejo de eyección de leche y el bebé se queda dormido tranquilamente tras el amamantamiento.

¿Cuánto peso debería aumentar el bebé durante el primer mes?

Durante la primera semana se produce una pérdida inicial de peso (de un 5-8 % de su peso o entre 170/280 gramos). Después, los bebés que maman lo suficiente ganan una media de 115-200 gramos a la semana durante las primeras semanas; después unos 450-900 gramos al mes durante los primeros seis meses y luego, unos 450 gramos desde los seis meses al año.

Aunque mi hijo moja suficientes pañales, aún no ha recuperado el peso que perdió tras el parto. ¿Debería preocuparme?

Cuando esto sucede, es probable que el bebé esté tomando leche suficiente pero que la leche sea muy baja en grasa. Un bebé que no recibe una leche con suficiente grasa, quiere amamantarse con frecuencia pero nunca se queda satisfecho. Los bebés que toman la cantidad de grasa adecuada, defecan entre dos y tres veces al día, con deposiciones de buen tamaño. El bebé que no está ganando peso, puede tener menos de una deposición al día o varias deposiciones que son poco más que una mancha en el pañal.

Es importante que tengas en cuenta que, cuando el bebé empieza a amamantarse, la leche que sale al principio es baja en grasa pero conforme sigue amamantando el contenido de grasa aumenta. Si cambias al bebé de pecho demasiado pronto, es posible que no llegue a tomar la leche rica en grasa. Por tanto, es preferible dejar que se amamante de un solo pecho hasta que se sienta satisfecho y luego ofrecerle el otro por si desea seguir mamando.

Si el bebé se queda dormido demasiado pronto mientras se está amamantando, tras solo unos minutos, despiértalo y haz que eructe y luego ofrécele de nuevo el pecho. Tal vez tengas que repetir este proceso varias veces hasta que haya mamado durante 10 o 15 minutos.

Ten también en cuenta que hay bebés que ganan peso más despacio o que ganan antes estatura que peso. Cuando un bebé tiene el número adecuado de deposiciones y su piel no tiene una apariencia arrugada, entonces se trata de bebés que están ganando el peso adecuado para ellos.

¿Necesita el bebé agua y vitaminas adicionales?

Al contrario que los bebés alimentaos con leche de fórmula, los bebés que se alimentan de leche materna no necesitan tomar agua, ya que la leche materna es rica en agua mientras que la de fórmula es más concentrada.

En cuanto a las vitaminas, un bebé sano que está tomando suficiente leche de su madre, no necesita vitaminas adicionales, a no ser que lo recomiende el médico.

La Academia América de Pediatría recomienda que tanto la madre como el bebé tomen suplementos de vitamina D desde el primer día. No obstante, según cuál sea tu dieta y tu grado de exposición al sol, es preferible que antes de tomar nada, hables de esto con tu médico.

¿Qué puedes hacer si muerde el pezón al amamantar?

La inclinación natural de la madre en estos casos puede ser quitar al bebé bruscamente del pezón y gritar: “¡No!”. Cuando un bebé tiene ya algunos dientes, el mordisco puede ser doloroso. Sin embargo, algunos bebés se sienten tan mal por una reacción violenta de la madre que dejan de mamar durante varios días.

Lo que puedes hacer cuando te muerda es atraer a tu hijo hacia tu pecho. Esto hará que deje de morder porque necesitará abrir la boca más y descubrir su nariz para poder respirar. Dado que no puede morder y respirar a la vez, no tendrá más remedio que soltarte. Tras hacer esto varias veces, se dará cuenta de que morder trae consigo una reacción que le resulta incómoda y dejará de hacerlo.

No hay nada malo en decirle que no lo haga o que te hace daño si te muerde. Tan solo, procura no reaccionar de un modo violento o excesivo que pueda asustarle.

Creo que no tengo suficiente leche. ¿Cómo puedo hacer que aumente?

La mayoría de los retrasos en la producción de leche se deben a alguna de estas causas:

  • La postura del bebé durante el amamantamiento y su agarre del pezón no son correctos.
  • Hay alguna interferencia en la armonía entre el bebé y la madre.
  • La madre está cansada o tiene demasiado trabajo.
  • Se está amamantando siguiendo el reloj en vez de los deseos del bebé.

Estas son algunas cosas que puedes hacer para que la producción de leche aumente:

Busca ayuda profesional de un experto en amamantamiento que evalúe si estas sosteniendo el bebé correctamente y si el bebé agarra adecuadamente el pecho.

Procura no estar demasiado estresada. Si tienes muchas responsabilidades, deja algunas de ellas en manos de otras persona, busca ayuda con tus otros hijos, si los tienes, etc.

Desnuda al bebé al amamantarlo para que esté en contacto directo con tu propia piel. Este contacto estimula a los bebés a mamar más y despierta a los más dormilones.

Aumenta la frecuencia de las tomas. Dale el pecho al menos una vez cada dos horas y despierta al bebé durante el día si duerme más de tres horas seguidas. Si tienes un bebé dormilón, deja que duerma en tus brazos junto a tu pecho. Este contacto de piel a piel estimula el flujo de leche.

Deja que el bebé termine con el primer pecho antes de pasar al otro. Cuando el bebé empieza a amamantar, la leche suele tener bajo contenido en grasa, que va aumentando conforme el bebé mama. Si lo cambias de pecho demasiado pronto, se llenará el vientre pero será de leche baja en grasa, con poco contenido calórico, que no le ayudará  acrecer. El hecho de mamar más tiempo estimula la producción de leche.

La técnica del cambio. En la técnica tradicional de amamantamiento, se deja al bebé mamar de un pecho todo lo que desee y, cuando se canse, se cambia al otro pecho para que complete su alimentación. Sin embargo, la técnica del cambio es diferente: deja que se alimente de un pecho hasta que la intensidad de la succión se reduzca y sus ojos empiecen a cerrarse por el sueño. Entonces quita al bebé del pecho, haz que eructe y ponlo en el otro pecho hasta que la intensidad del amamantamiento se reduzca y empiece a dormirse de nuevo. Entonces vuelves a hacer lo mismo: haz que eructe y lo pones en el otro pecho. Y luego vuelves a repetir el proceso. Esta técnica estimula una producción de leche rica en grasa y es particularmente efectiva para los bebés que se duermen mientras están mamando. El hecho de que eructe deja más espacio en su estómago para que quepa más leche y los frecuentes cambios lo mantienen despierto.

La doble alimentación. Cuando tu bebé termine de amamantar por completo y hayas hecho que eructe, paséalo en una posición erguida durante unos 10-20 minutos. Luego dale el pecho de nuevo. Con menos aire en su estómago, habrá espacio para más leche y esta leche será rica en grasa, que le ayudará a crecer.

Lleva al bebé en un portabebés tipo cabestrillo entre las tomas. Esta proximidad del bebé a tu pecho estimulará la producción de leche. Cuando desee mamar, amamanta al bebé en el cabestrillo.

Masajea tu pecho antes y durante las tomas. Un masaje suave del pecho antes de una toma puede estimular la producción de leche. Por otra parte, si comprimes tu pecho durante el amamantamiento, ayudarás a mover la leche hacia el pezón. Cuando la succión del bebé disminuya o parezca perder interés, masajea todo el pecho para estimular el flujo de leche hacia el pezón. Esto hará que el bebé comience a mamar de nuevo con más intensidad. Masajea todo el pecho, de manera que todos los conductos reciban esta estimulación adicional.

Infusión de frenogreco. Esta infusión ayuda a producir más leche. Vierte una cucharadita de semillas de frenogreco en una taza de agua hirviendo y deja que repose durante unos 5 minutos o hasta que el agua esté coloreada y tenga el aroma del frenogreco.

Relájate durante el amamantamiento. El reflejo de eyección de leche puede inhibirse debido al estrés. Por tanto, usa técnicas de relajación para asegurarte de que estás bien relajada durante las tomas.