Autora: Ana Muñoz


Muchos problemas que pueden parecer preocupantes a los padres forman parte del desarrollo normal de los niños y suelen desparecer con el tiempo. Por ejemplo:

Miedos

Antes de los 5 años de edad, la mayoría de los niños pasan por fases en las que sienten ansiedad y miedo; por ejemplo, a la oscuridad, los animales, los monstruos o la separación de los adultos. Pueden llorar y tener problemas para dormir, pero se les pasa con la edad.

Llorar

Alrededor del 50 % de los niños y niñas de 4 o 5 años lloran o lloriquean hasta un punto que los padres consideran un problema. Disminuye con la edad.

Incapacidad para estarse quieto

Alrededor del 60 % de los niños varones de entre 4 y 5 años son incapaces de permanecer quietos. Esta conducta disminuye con la edad.

Tartamudeo

Aproximadamente un 2,5 % de los niños y niñas menores de 5 años tartamudea. La gran mayoría deja de tartamudear sin necesidad de tratamiento.

Mentir

Entre el 30 y el 40 % de los niños y niñas de diez u once años mienten de un modo que los padres consideran un problema importante. Pero a partir de esta edad, la frecuencia de las mentiras desciende hasta dejar de suponer un problema.

Actos delictivos

Entre los adolescentes, aproximadamente el 50 % de los chicos y entre el 20 y el 35 % de las chicas se han visto implicados en al menos un acto delictivo, como robo o vandalismo. Para la mayoría, esto no se convierte en un comportamiento continuado en el tiempo.

Por tanto, si algunos de estos problemas se dan a una edad en la que suelen muy frecuentes, no es necesario buscar ayuda profesional, porque es muy probable que los problemas desaparezcan con la edad. No obstante, si es algo especialmente intenso o grave, como un niño con tanta ansiedad que llora toda la noche, no puede ir al colegio y no puede ser consolado, entonces deberías hablar con un psicólogo infantil.

Signos que indican la necesidad de ayuda profesional

Incapacidad para llevar una vida normal

Si el comportamiento del niño interfiere de tal forma que no puede ir al colegio o hacer una vida normal en otros aspectos (como relacionarse normalmente con los demás, etc.), podría ser conveniente buscar ayuda de un psicólogo infantil. No obstante, no suele ser necesario buscar ayuda profesional para niños menores de 4 o 5 años, a no ser que se trate de un comportamiento especialmente grave, como un niño que es expulsado de todas las guardería por pegar a todos continuamente.

Estrés

Si un niño muestra signos de estrés después de haber vivido un suceso estresante, como un desastre natural, violencia doméstica, abuso o maltrato, acoso por otros niños, etc., y tiene síntomas como ansiedad, problemas para dormir, pesadillas, problemas para llevar una vida normal o miedo intenso a separarse de los padres, puede ser necesario buscar la ayuda de un psicólogo. En general, si estos síntomas no han desaparecido en unas pocas semanas, deberías buscar ayuda.

Cambio en el comportamiento

A veces no importa tanto el comportamiento en sí, sino lo normal que sea dicho comportamiento en un niño en concreto. Si, por ejemplo, un niño tiene tendencia a encerrarse en su habitación y no querer estar con nadie y ha sido siempre así, es probable que esto no suponga un problema, sino tan solo un modo de ser. En cambio, si un niño tiene tendencia a estar con los demás, no se encierra en su habitación casi nunca y busca activamente hacer cosas con sus amigos, y de repente dice que quiere estar solo sin ver a nadie, puede tratarse de una depresión.

Peligro para sí mismo o los demás

Si el comportamiento de un niño supone un peligro para sí mismo, como hacerse cortes, golpearse, decir que va a suicidarse, o para los demás, puede requerirse ayuda profesional. Si un niño habla de matarse a sí mismo o a otros, debe ser tomado en serio y buscar ayuda.

El comportamiento en función de la edad

A veces, un comportamiento determinado sólo supone un problema a determinadas edades, pero no a otras. Por ejemplo, si un niño se orina en la cama a los 5 años de edad, no debe considerarse un problema. No obstante, por encima de los 10 años de edad supone un factor de riesgo que puede indicar problemas psicológicos en el futuro. Lo mismo podemos decir del miedo. Si los miedos normales de los niños más pequeños no han desaparecido entre los 10 y los 12 años de edad, puede haber un trastorno de ansiedad que necesita tratamiento psicológico.

Comportamiento extraño e inusual

Si un niño dice que oye voces que le dicen que haga cosas peligrosas o dañinas o se implica en comportamientos repetitivos durante horas, ve cosas que no existen, cree que los espíritus controlan su mente, etc., puede tratarse de un trastorno serio que requiere atención inmediata. No obstante, hay que tener en cuenta que el uso de la fantasía forma parte del desarrollo normal de los niños, que pueden tener amigos imaginarios, hablar con sus peluches o hablar consigo mismos en voz alta.