Autora: Ana Muñoz

Las úlceras pépticas afectan principalmente al estómago y duodeno. En ellos existen niveles altos de jugos gástricos, que se encargan de descomponer la comida en partículas que puedan digerirse. Estos jugos están compuestos principalmente por ácido clorhídrico, una sustancia que puede disolver no sólo la comida ingerida, sino también los tejidos del cuerpo. Por este motivo, las paredes del estómago y el duodeno están cubiertas de una capa de moco que las protege. Además, secretan iones de bicarbonato. En condiciones normales, todo esto impide que los jugos gástricos dañen el estómago o el duodeno. Pero si esta capa de moco es demasiado fina y hay una disminución de la secreción de bicarbonato, las paredes del estómago pueden verse afectadas, apareciendo una ulceración.

Los síntomas incluyen dolor ardiente o corroyente en la zona afectada, generalmente con el estómago vacío o alrededor de una hora después de comer, o de noche, pérdida de apetito o apetito aumentado, náuseas, vómitos.

El estrés aumenta la secreción de ácido gástrico, de modo que una de las principales medidas a tomar es reducir los niveles de ansiedad y estrés en nuestras vidas. Algunos fármacos aumentan también la producción de ácido, principalmente la aspirina y otros antiinflamatorios no esteroideos (AINES), como el ibuprofeno. Los fumadores tienen más probabilidades de tener úlceras pépticas que los no fumadores. Una dieta pobre, rica en picantes, refrescos, cítricos, cafeína y alcohol, ejerce también una influencia importante. Las alergias o sensibilidades alimenticias y unos bajos niveles de antioxidantes pueden predisponer a padecer esta enfermedad. La bacteria Helicobacter pylori se ha asociado a la formación de úlceras.

El tratamiento convencional se centra en el uso de antiácidos, que suprimen los ácidos gástricos. En casos graves, puede ser adecuado utilizarlos, pero en la mayoría de los casos, estos medicamentos se prescriben durante mucho tiempo y no tratan la causa de la úlcera, pero pueden producir problemas en otras áreas del tubo digestivo ya que el ácido clorhídrico es necesario para digerir los alimentos correctamente. Además, el ácido gástrico es una protección natural contra la Helicobacter pylori, por lo que suprimir este ácido a largo plazo te hace más susceptible de padecer infecciones del aparato digestivo. Por otra parte, el ácido gástrico es necesario para absorber minerales, por lo que una deficiencia en este ácido puede producir una deficiencia de minerales.

Sin tratamiento, una úlcera puede empeorar hasta empezar a sangrar, e incluso puede llegar a perforar las paredes del estómago o duodeno.

Alimentación

Una nutrición adecuada es importante para lograrla curación de la úlcera. Aunque no tengas apetito, haz varias pequeñas comidas al día, en vez de tres comidas mayores para no sobrecargar tu aparato digestivo.

Toma abundante fibra, pues te ayudará a sanar la úlcera, sobre todo la fibra soluble, como la avena.

La vitamina K ayuda a reparar el daño causado por jugos gástricos. Toma varias porciones al día de verduras de hoja verde y toma zumos de verduras.

El zumo de col sirve de gran ayuda para curar las úlceras. Toma un cuarto al día. Puedes diluirlo en agua o zumo de zanahoria.

Toma kefir o yogurt natural cada día, pues son ricos en bacterias como bifudus o latobacillus acidophilus, que te ayudarán a combatir la H. pylori.

El zinc también ayuda a reparar el tracto digestivo. Se encuentran en las semillas de calabaza y en los cereales integrales.

Toma ajo con tus comidas, pues te ayudará también a combatir a la H. Pylori.

Evita el azúcar, los cítricos, los picantes, el café, el alcohol y el té negro, ya que aumentan los niveles de ácido gástrico e irritan las paredes del estómago.

Determina si tienes alguna alergia alimenticia que esté ocasionando tu úlcera o contribuyendo a ella. Las alergias a la leche son las principales. Además, la leche también contribuye al aumento de ácidos gástricos; por tanto, ten cuidado con ella.

Hierbas y suplementos

Aloe vera. Favorece la curación de la pared del tracto digestivo y tiene un efecto antimicrobiano. Toma un cuarto de taza tres veces al día.

Raíz de regaliz DGL (sin glicirrina). Estimula la regeneración de la capa de moco y tiene un efecto antiinflamatorio. Combate la H. pylori. Mastica de 500 a 1000 mg veinte minutos antes de las comidas o entre comidas, tres veces al día.

Lentisco (Pistachia lentiscus). Destruye la H. pylori. Toma 500 mg tres vedes al día.

Olmo americano (Ulmus fulva). Tiene un efecto curativo y calmante sobre las paredes del tracto digestivo. Toma 500 mg tres veces al día entre comidas.

Manzanilla (Matricaria chamomilla). Combate las úlceras y relaja el sistema nervioso. Toma una infusión cuatro veces al día.

Probióticos. Toma un producto que contenga al menos 4000 millones de organismos activos (bifidus o lactobacillus acidophilus) dos veces al día, treinta minutos después de las comidas. Ayudan a hacer la digestión y a prevenir infecciones. Es importante que los tomes si estás tomando antibióticos, pues destruyen la flora intestinal y los probióticos te ayudan a repararla.

Homeopatía

Se recomienda consultar con un especialista para la correcta selección y administración de los remedios homeopáticos. Entre los más utilizados se encuentran los siguientes:

Arsenicum album. Sensación ardiente en el estómago que se alivia bebiendo leche o tomando sorbos frecuentes de agua templada. La persona se siente ansiosa e inquieta.

Lycopodium. Dolor de estómago, gases, hinchazón abdominal. Los síntomas suelen aparecer por ansiedad o falta de confianza. La persona se siente peor usando ropas ajustadas y mejor bebiendo sorbos de bebidas calientes. Puede haber un sabor agrio en la boca. Los síntomas suelen empeorar por la tarde.

Nux vomica. Es uno de los principales remedios. Los síntomas aparecen por estrés, alimentos picantes y alcohol. Personas frioleras, irritables y muy sensibles a estímulos como luz, sonidos, etc. Suelen padecer de estreñimiento.

Pulsatilla. La úlcera empeora tras comer alimentos grasos. La persona se siente peor en una habitación caldeada y mejor al aire fresco. Personas llorosas que desean ser consoladas.

Phosphorus. Sensación ardiente en el estómago que mejora con bebidas frías, aunque tras beber siente náuseas y puede vomitar.

Sulphur. Dolor ardiente, eructos y diarrea. Personas muy calurosas que desean bebidas heladas.