Autora: Ana Muñoz
En la insuficiencia respiratoria, el sistema respiratorio no puede mantener niveles adecuados de oxígeno en la sangre o eliminar el dióxido de carbono de manera eficaz. Consiste en una reducción de la presión parcial de O2 en la sangre arterial (hipoxia) y/o una elevación de la presión parcial de CO2 (hipercapnia). Es decir, una reducción de la oxigenación de los tejidos (hipoxia) y/o una elevación de la cantidad de anhídrido carbónico.
La función esencial del aparato respiratorio consiste en procurar que existan unos niveles óptimos de oxígeno (O2) y una adecuada eliminación de anhídrido carbónico (CO2). Para que este intercambio de gases sea correcto es necesario que las funciones del aparato respiratorio se realicen correctamente. Estas funciones son: ventilación (entrada de aire en los pulmones), difusión alveolocapilar (movimiento del O2 y CO2 entre los alveolos pulmonares y la sangre) y perfusión sanguínea (flujo de sangre a los pulmones). Cualquier alteración en una o varias de estas funciones origina un fallo en el intercambio pulmonar de gases, lo cual provoca insuficiencia respiratoria.
Causas de la insuficiencia respiratoria
La insuficiencia respiratoria puede ser el resultado de diversos factores que afectan a la ventilación, el intercambio de gases en los pulmones, la perfusión sanguínea o la capacidad de transporte de oxígeno de la sangre. Las afecciones que se mencionan a continuación son solo algunas de las causas que pueden desencadenarla.
1. Disminución de la ventilación
La ventilación es el proceso por el cual el aire se mueve hacia dentro y fuera de los pulmones. Una disminución de la ventilación puede producirse por varios factores:
Sobredosis de sedantes: los sedantes, especialmente los opioides o las benzodiazepinas, pueden deprimir el sistema nervioso central, lo que disminuye la capacidad del cerebro para controlar la respiración. Esto puede hacer que la respiración se vuelva superficial o más lenta y se reduzca la cantidad de oxígeno que entra a los pulmones.
Enfermedades neuromusculares: enfermedades como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la distrofia muscular o la parálisis diafragmática pueden afectar a los músculos que controlan la respiración, como el diafragma. Esto dificulta la capacidad del cuerpo para generar una ventilación efectiva, ya que los músculos no funcionan correctamente.
Síndromes de apneas del sueño: en estos trastornos, como la apnea obstructiva del sueño, las vías respiratorias se bloquean temporalmente durante el sueño, lo que interrumpe la ventilación adecuada. A pesar de que la persona puede respirar durante el día sin problemas, las pausas en la respiración nocturna pueden afectar el intercambio gaseoso y reducir los niveles de oxígeno durante la noche.
Obstrucciones de la vía respiratoria superior: la obstrucción de las vías respiratorias altas, por ejemplo, por un cuerpo extraño, una inflamación o una reacción alérgica grave, puede dificultar el paso del aire hacia los pulmones, reduciendo la ventilación efectiva.
2. Alteraciones en el paso del oxígeno de los pulmones a la sangre
El paso de oxígeno desde los pulmones hacia la sangre ocurre en los alveolos pulmonares, pero varias enfermedades pueden afectar a este proceso, como la fibrosis pulmonar difusa: en esta enfermedad, el tejido pulmonar se vuelve rígido y cicatrizado, lo que dificulta el intercambio de gases en los alveolos. Esto reduce la capacidad del pulmón para absorber oxígeno y eliminar dióxido de carbono, lo que lleva a hipoxemia (bajos niveles de oxígeno en sangre).
3. Acumulación de líquido pulmonar
El líquido en los pulmones interfiere con la capacidad de los alveolos para realizar el intercambio de gases. Varias enfermedades pueden causar esta acumulación de líquido:
Edema pulmonar: el edema pulmonar es la acumulación de líquido en los pulmones, que generalmente está causado por insuficiencia cardíaca congestiva. Cuando el corazón no puede bombear sangre de manera eficaz, la presión en los pulmones aumenta, lo que provoca que el líquido se filtre hacia los alveolos, dificultando la respiración.
Neumonías: las infecciones pulmonares, como la neumonía, pueden causar inflamación e incremento de la producción de exudado inflamatorio (líquido con células inmunitarias) en los alveolos. Este exudado puede dificultar la transferencia de oxígeno a la sangre.
Hemorragia intrapulmonar: las hemorragias en los pulmones, causadas por traumatismos, infecciones graves o trastornos vasculares, pueden generar una acumulación de sangre en los alveolos. Esto también impide el intercambio normal de oxígeno y dióxido de carbono.
4. Desequilibrios en la relación ventilación/perfusión
La ventilación/perfusión se refiere a la relación entre el aire que llega a los alveolos (ventilación) y el flujo sanguíneo que llega a estos alveolos (perfusión). Un desequilibrio entre estos dos procesos puede llevar a insuficiencia respiratoria:
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC): en la EPOC, llamada también la enfermedad de los fumadores, que incluye enfermedades como la bronquitis crónica y el enfisema, las vías respiratorias están dañadas y estrechadas, lo que reduce la cantidad de aire que llega a los pulmones. Este desequilibrio entre ventilación y perfusión impide que el oxígeno se absorba correctamente.
Embolia pulmonar: en esta afección, un coágulo de sangre u otro material bloquea una arteria pulmonar, reduciendo el flujo sanguíneo hacia una parte del pulmón. Esto genera un desequilibrio, ya que la ventilación sigue ocurriendo, pero no hay suficiente perfusión para intercambiar oxígeno, lo que conduce a hipoxemia.
5. Reducción del flujo sanguíneo
El flujo sanguíneo adecuado es esencial para el intercambio de gases en los pulmones. Las obstrucciones en las arterias pulmonares pueden reducir este flujo. Las arterias pulmonares pueden bloquearse por coágulos (embolia pulmonar), aterosclerosis (endurecimiento de las arterias) o hipertensión pulmonar. Cuando el flujo sanguíneo a los pulmones se reduce o se bloquea, la sangre no puede recoger suficiente oxígeno y llevarlo al resto del cuerpo, lo que resulta en insuficiencia respiratoria.
6. Reducción de la hemoglobina
La hemoglobina es la proteína en los glóbulos rojos que transporta el oxígeno desde los pulmones hacia los tejidos. Si los niveles de hemoglobina son bajos, la sangre no puede transportar suficiente oxígeno, aunque la ventilación pulmonar sea normal.
Cuando se produce anemia, hay una cantidad insuficiente de glóbulos rojos o hemoglobina en la sangre. Esto reduce la capacidad de la sangre para transportar oxígeno, lo que lleva a una disminución de la oxigenación de los tejidos y puede resultar en insuficiencia respiratoria, especialmente si la anemia es severa.
Síntomas
Los signos de hipoxemia aguda se relacionan con trastornos del sistema nervioso central y del sistema cardiovascular. Entre los primeros, destacan la incoordinación motora, la somnolencia y la disminución de la capacidad intelectual. Si la hipoxemia empeora puede presentarse depresión de los centros respiratorios con muerte súbita. Las manifestaciones cardiovasculares principales son la taquicardia y la hipertensión arterial en las fases iniciales. A medida que se acentúa la hipoxemia aparece bradicardia (ritmo cardiaco muy lento), depresión del miocardio y finalmente shock cardiocirculatorio.
La hipoxemia crónica se acompaña de apatía, falta de concentración y respuesta lenta a los estímulos. Las manifestaciones cardiovasculares son mínimas, aunque pueden aparecer signos y síntomas de hipertensión pulmonar y cor pulmonale.
Las manifestaciones clínicas de la hipercapnia dependen de la rapidez de su instauración. Cuando es de forma aguda predominan los trastornos del sistema nervioso central: desorientación, somnolencia, obnubilación, coma e incluso muerte. La hipercapnia de evolución crónica puede presentarse sin manifestaciones cínicas, aunque no es extraño que aparezcan cefaleas y somnolencia, debido al efecto vasodilatador del CO2 sobre la circulación cerebral.
Tratamiento
El tratamiento de la insuficiencia respiratoria depende de la causa subyacente y puede incluir medidas para mejorar la ventilación, oxigenación o tratar la enfermedad primaria que la causa.
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