Autora: Ana Muñoz


La función esencial del aparato respiratorio consiste en procurar que existan unos niveles óptimos de oxígeno (O2) y una adecuada eliminación de anhídrido carbónico (CO2). Para que este intercambio de gases sea correcto es necesario que las funciones del aparato respiratorio se realicen correctamente. Estas funciones son: ventilación (entrada de aire en los pulmones), difusión alveolocapilar (movimiento del O2 y CO2 entre los alveolos pulmonares y la sangre) y perfusión sanguínea (flujo de sangre a los pulmones). Cualquier alteración en una o varias de estas funciones origina un fallo en el intercambio pulmonar de gases, lo cual provoca insuficiencia respiratoria.

La insuficiencia respiratoria consiste en una reducción de la presión parcial de O2 en la sangre arterial (hipoxia) y/o una elevación de la presión parcial de CO2 (hipercapnia). Es decir, una reducción de la oxigenación de los tejidos (hipoxia) y/o una elevación de la cantidad de anhídrido carbónico.

Causas

  • Disminución de la ventilación: sobredosis de sedantes, enfermedades neuromusculares, síndromes de apneas del sueño, obstrucciones de la vía respiratoria superior.
  • Alteraciones en el paso del oxígeno de los pulmones a la sangre: fibrosis pulmonares difusas.
  • Acumulación de líquido pulmonar: edema pulmonar, neumonías, hemorragia intrapulmonar.
  • Desequilibrios en la relación ventilación/perfusión: enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), embolia pulmonar.
  • Reducción del flujo sanguíneo: obstrucciones arteriales.
  • Reducción de la hemoglobina: anemia.

Síntomas

Los signos de hipoxemia aguda se relacionan con trastornos del sistema nervioso central y del sistema cardiovascular. Entre los primero destacan la incoordinación motora, la somnolencia, y la disminución de la capacidad intelectual. Si la hipoxemia empeora puede presentarse depresión de los centros respiratorios con muerte súbita. Las manifestaciones cardiovasculares principales son la taquicardia y la hipertensión arterial en las fases iniciales. A medida que se acentúa la hipoxemia aparece bradicardia (ritmo cardiaco muy lento), depresión del miocardio y finalmente shock cardiocirculatorio.

La hipoxemia crónica se acompaña de apatía, falta de concentración y respuesta lenta a los estímulos. Las manifestaciones cardiovasculares son mínimas, aunque pueden aparecer signos y síntomas de hipertensión pulmonar y cor pulmonale.

Las manifestaciones clínicas de la hipercapnia dependen de la rapidez de su instauración. Cuando es de forma aguda predominan los trastornos del sistema nervioso central: desorientación, somnolencia, obnubilación, coma e incluso muerte. La hipercapnia de evolución crónica puede presentarse sin manifestaciones cínicas, aunque no es extraño que aparezcan cefaleas y somnolencia, debido al efecto vasodilatador del CO2 sobre la circulación cerebral. 

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Bibliografía:
- Farreras, Rozman. Medicina interna. Mosby/Doyma libros
- Patología estructural y funcional. Robbins. Interamericana-McGraw-Hill
- Manual de patología general. S. de Castro del Pozo. Masson
- Tratado de fisiología médica. Guyton. Interamericana-McGraw-Hill