Autora: Ana Muñoz


Resulta fácil para los padres identificar las necesidades físicas de sus hijos: alimentación nutritiva, ropas de abrigo cuando hace frío, llevarlos a dormir a una hora razonable... Sin embargo, las necesidades mentales y emocionales de un niño pueden no ser tan obvias. Una buena salud mental permite que los niños piensen claramente, se desarrollen a nivel social y aprendan nuevas habilidades. Además, los buenos amigos y las palabras de ánimo de los adultos son aspectos importantes para ayudar a los niños a desarrollar la confianza en sí mismos, una buena autoestima, y una percepción de la vida emocionalmente sana. Tanto la salud física como la mental son importantes.

Fundamentos para una buena salud física en niño

Alimentación adecuada

Un lugar adecuado para vivir, abrigo y sueño adecuado

Ejercicio

Vacunación

Vivir en un ambiente sano

Fundamentos para la buena salud mental de los niños

Amor incondicional de su familia

Confianza en sí mismos y una buena autoestima

La oportunidad de jugar con otros niños

Verse apoyados y animados por profesores y cuidadores

Vivir en un ambiente seguro

Disciplina apropiada

Amor incondicional

El amor, la seguridad y la aceptación deben estar en el centro de la vida familiar. Los niños necesitan saber que su amor no depende de sus actos o sus logros. Los errores y/o las derrotas deben esperarse y aceptarse. La confianza crece en un hogar que está lleno de amor y de afecto incondicionales.

Consolidar la confianza y la autoestima de los niños

Elógialos. Animar a los niños a dar los primeros pasos o aprender un nuevo juego les ayuda a desarrollar un deseo de explorar su ambiente y aprender. Permite que los niños exploren y que jueguen en un área segura donde no puedan lastimarse. Muéstrales tu apoyo sonriendo y hablando con ellos a menudo. Sé un participante activo en sus actividades, pero sin entrometerte cuando desean hacer algo solos. Anímalos a hacer las cosas por sí mismos estando disponible para ayudar cuando te lo pidan.

Establece metas realistas. Los niños más pequeños necesitan metas realistas, de manera que sus ambiciones estén en armonía con sus capacidades. Con tu ayuda, los niños más mayores pueden elegir actividades que pongan a prueba sus capacidades y aumenten la confianza en sí mismos.

Sé honesto. No ocultes tus errores a tus hijos. Es importante que sepan que todos cometemos errores. Puede ser muy tranquilizador saber que los adultos no son perfectos.

Evita los comentarios sarcásticos. Si un niño pierde en un juego o falla en una prueba, averigua cómo se siente al respecto. Los niños pueden sentirse desanimados y necesitar una charla para animarlos y devolverles la confianza.

Anima a los niños no sólo a que se esfuercen para hacer las cosas bien, sino también a disfrutar del proceso. Intentar nuevas actividades enseña a los niños a trabajar en equipo, aumentar su autoestima y aprender nuevas habilidades.

La importancia del juego y la amistad

1. Anima a los niños a que jueguen. Para los niños, el juego es simplemente diversión. Sin embargo, es tan importante para su desarrollo como el alimento y el cuidado adecuado. El juego ayuda a los niños a ser creativos, a aprender habilidades de solución de problemas y a aprender autocontrol. El juego algo brusco, que incluye correr y gritar, no es solamente diversión, sino que ayuda a los niños a estar física y mentalmente sanos.

2. Los amigos. Es importante que los niños pasen tiempo jugando con sus iguales. Al jugar con otros, los niños descubren sus fuerzas y debilidades, desarrollan un sentido de pertenencia, y aprenden cómo llevarse bien con otras personas. Busca un buen programa para niños en el vecindario, o llévalos a realizar actividades en el colegio, etc. 

3. Los padres pueden ser grandes compañeros de juego. Únete a la diversión. Jugar a algún juego de mesa o colorear con tu hijo/a te proporciona una gran oportunidad para compartir ideas y pasar el tiempo juntos en un ambiente relajado.

4. Jugar por placer. Ganar no es tan importante como implicarse y disfrutar de la actividad. Una de las preguntas más importantes que puedes hacerle es "¿Lo pasaste bien?" en vez de "¿Ganaste?".n En nuestra sociedad orientada hacia metas, a menudo sólo reconocemos el éxito y hecho de ganar. Esta actitud puede ser desalentadora y frustrante para los niños que están aprendiendo y experimentando con nuevas actividades. Es más importante que los niños participen y disfruten.

Controlar el uso de la televisión

Intenta no utilizar la tele como "niñera" de manera habitual. Elige cuidadosamente los programas que van a ver tus hijos. Algunos programas pueden ser educativos además de entretenidos, mientras que otros pueden mostrarles violencia. Procura saber qué están viendo tus hijos cuando encienden el televisor.

La escuela debe ser diversión

Comenzar la escuela es un gran acontecimiento para los niños. "Jugar a la escuela" puede ser una manera positiva de enseñarles lo que puede ser la vida en la escuela antes de que entren en ella por primera vez.

Antes de ir al colegio, intenta llevarlos a una guardería tras cumplir los dos años, o un programa similar de la comunidad que le proporcione una oportunidad de estar con otros niños y de hacer nuevos amigos. Allí pueden también aprender fundamentos académicos así como cómo tomar decisiones y hacer frente a problemas.

Proporciona una guía y disciplina apropiadas

Los niños necesitan tener la oportunidad de explorar y desarrollar nuevas habilidades e independencia. Al mismo tiempo, necesitan aprender que ciertos comportamientos son inaceptables y que son responsables de las consecuencias de sus acciones. Como miembros de una familia, los niños necesitan aprender las reglas de la unidad familiar. Ofrece una guía y disciplina que sea justa y consistente, mantén las normas establecidas, sin variarlas de manera caprichosa o en función de tu estado de ánimo. Los niños, sobre todo los más pequeños, necesitan unas normas claras por las que guiarse y una rutina que se mantenga constante cada día. Han de saber qué se espera de ellos y cuáles son sus tareas, sin que éstas cambien de un día para otro.

Sugerencias respecto a la disciplina

- Muéstrate firme, pero amable y realista con tus expectativas. El desarrollo de los niños depende de tu amor y estímulo.

- Se un buen ejemplo. No puedes esperar autocontrol y autodisciplina de un niño si tú no practicas este comportamiento.

- Critica el comportamiento, no el niño. Es preferible decir, "Estuvo mal lo que hiciste" en vez de "Eres malo/a".

- Evita las regañinas interminables, las amenazas, el soborno y el castigo físico. Los niños aprenderán a no hacer caso de esas regañinas quejumbrosas o críticas constantes, y las amenazas y los sobornos raramente son eficaces. En cuanto al castigo físico, sirve más para enseñar comportamientos violentos que para corregir conductas. Generalmente, los padres lo utilizan como un modo de sentirse mejor ellos, cuando el objetivo debe ser educar al niño, no desahogarse pegándole. Explica a los niños por qué los estás disciplinando y cuáles pueden ser las consecuencias de sus acciones inadecuadas.

- Habla de tus sentimientos. Todos perdemos los nervios de vez en cuando. Si te pasa, es importante hablar de lo que te pasa y de por qué estás enfadado. Discúlpate con tus hijos si cometes un error.

- Recuerda que el objetivo no es controlar al niño/a, sino educarle y enseñarle autocontrol.

Proporciona un hogar seguro

Es normal que los niños se sientan asustados a veces. Todo el mundo tiene miedo de algo en algún momento de su vida. El miedo y la ansiedad se originan de las experiencias que no entendemos. Si tus hijos tienen miedos que no desaparecen y afectan su comportamiento, el primer paso es descubrir qué es lo que le asusta. Se cariñoso, paciente y tranquilizador, no crítico. Recuerda que el miedo puede ser muy real para el niño/a.

Signos de miedo

Movimientos nerviosos, timidez, retirada y comportamiento agresivo pueden ser signos de miedos en la infancia. Un cambio en el patrón normal de sueño y alimentación pueden también señalar la existencia de algún miedo. Los niños que fingen estar enfermos o se sienten ansiosos regularmente pueden tener algunos problemas que necesiten atención.

El miedo a la escuela puede producirse tras un acontecimiento estresante como mudanza a una vecindad nueva, cambio de colegio, o después de algún incidente desagradable en el colegio.

Los niños pueden no desear ir a la escuela después de un período de estar en casa debido a una enfermedad.

Cuándo buscar ayuda

Los padres y los miembros de la familia son generalmente los primeros en notar si un niño tiene problemas con sus emociones o comportamiento. Lo que tú observes y las opiniones de profesores y de otros cuidadores pueden ayudarte a decidir si tu hijo necesita ayuda. Si sospechas que tiene un problema consulta a un psicólogo infantil u orientador escolar.

Señales de alerta

Las siguiente señales pueden indicar la necesidad de asistencia psicológica profesional:

- Disminución del rendimiento académico.

- Notas bajas a pesar de esforzarse.

- Preocupación o ansiedad frecuentes.

- Negación repetida a ir a la escuela o tomar parte en actividades infantiles normales.

- Hiperactividad o inquietud constante.

- Pesadillas persistentes.

- Desobediencia o agresión persistentes.

- Berrinches o rabietas frecuentes.

- Depresión, tristeza o irritabilidad.