Autora: Ana Muñoz


El dolor cervical (o cervicalgia) consiste en el dolor localizado en las vértebras cervicales, en la parte posterior del cuello.

La columna cervical

La columna cervical es una compleja estructura que presenta una gran movilidad. Esto la hace más susceptible a la lesión y el dolor. Presenta las siguientes características:

Está formada por siete vértebras que han de soportar el peso de la cabeza, lo cual supone un peso considerable para estas pequeñas estructuras. La primera vértebra (la más cercana a la cabeza) recibe el nombre de atlas. Es el nombre del dios que, en la mitología griega, soportaba el peso del mundo sobre sus hombros. La segunda vértebra recibe el nombre de axis. Son las vértebras que permiten que la cabeza tenga tanta movilidad y están diseñadas especialmente para la rotación.

Entre las vértebras se encuentran los discos intervertebrales que protegen a las vértebras del roce y choque entre ellas.

Las vértebras se encuentran unidas entre ellas mediante los ligamentos.

Las articulaciones entre las vértebras les permiten moverse y rotar. Pueden se una fuente importante de dolor en caso de artritis (inflamación de las articulaciones).

Los 32 músculos de la columna cervical ejercen una función protectora importante en toda la columna, de manera que unos músculos fuertes pueden protegerla de lesiones y ayudarla a sostener el peso de la cabeza. Así, fortalecer la musculatura del cuello puede ser una importante medida preventiva.

La vértebras cervicales presentan unas aberturas por las que pasan las arterias vertebrales, encargadas de llevar sangre al cerebro. Si existe una lesión en dichas vértebras pueden producirse trastornos circulatorios importantes.

La médula espinal atraviesa el interior de las vértebras. De ella parten los nervios que llegan a los diversos músculos del cuerpo. Los nervios de la columna cervical transmiten señales desde y hacia el cerebro, hombros, brazos y pecho. En la zona cervical existen 8 nervios que inervan las siguientes regiones:

C1: cabeza y cuello
C2: cabeza y cuello
C3: diafragma
C4: músculos de la zona superior del cuerpo (deltoides, bíceps)
C5: extensores de la muñeca
C6: extensores de la muñeca
C7: tríceps
C8: manos

Cuando existen problemas en la columna cervical y los nervios están dañados o comprimidos, todos estos músculos pueden verse afectados, produciéndose síntomas como dolor, hormigueo, falta de sensibilidad y debilidad.

Causas de dolor cervical

Lesión y accidentes. Durante un accidente de tráfico, por ejemplo, pueden producirse lesiones por flexión y extensión excesiva debido a que la cabeza se mueve hacia delante y hacia atrás rápida y bruscamente, más allá de la posición normal del cuello. Los músculos reaccionan contrayéndose y tensándose, lo cual produce fatiga muscular, que da lugar a dolor y rigidez.

Envejecimiento. Con la edad pueden producirse trastornos degenerativos como osteoartritis, estenosis espinal o enfermedad degenerativa de disco. La osteoartritis es un trastorno común de las articulaciones, que provoca un deterioro progresivo del cartílago. El cuerpo reacciona formando nuevo hueso, lo cual influye en la movilidad de la columna. La estenosis espinal es un estrechamiento de las aberturas por donde pasan los nervios, que puede hacer que queden comprimidos. Puede causar dolor y entumecimiento cuando los nervios no pueden funcionar correctamente. La enfermedad degenerativa de disco hace que los discos intervertebrales estén menos hidratados, con lo que disminuye su elasticidad y peso. Con el tiempo, el disco puede herniarse, provocando dolor en el brazo, hormigueo y entumecimiento.

Mala postura, obesidad y músculos abdominales débiles perturban el equilibro de la columna, haciendo que el cuello deba doblarse hacia delante para compensar.

El estrés y tensión emocional puede hacer que los músculos se tensen y contraigan, produciendo dolor y rigidez.

Debilidad en la musculatura del cuello. Una de las características más frecuentes en las personas con dolor en el cuelo y dolor de cabeza, es la existencia de unos músculos débiles en la zona profunda de la parte anterior del cuello.

Aunque la mayoría de las veces, el dolor de cuello se debe a la tensión, el dolor prolongado y/o el déficit neurológico pueden ser indicativos de un daño más serio. Puede producirse infección de la médula espinal, compresión, tumores y otras enfermedades. En estos casos es aconsejable consultar al médico.

En ocasiones el dolor se atribuye a una hernia discal concurrente. No obstante, este tipo de hernias aparecen en el 75 % de la población y no necesariamente producen síntomas, de modo que no siempre tiene por qué ser la causa del problema. De hecho, la mayoría de las hernias desaparecen con el tiempo sin necesidad de cirugía.

Síntomas

Los síntomas pueden varias según cuál sea la causa del dolor, pero pueden incluir los siguientes:

  • Malestar o dolor en el cuello, espalda superior u hombros.
  • Dificultad para mover el cuello.
  • Dolor que se extiende hacia el hombro o brazo.
  • Falta de sensibilidad o hormigueo en el brazo, mano o dedos.
  • Debilidad muscular en el brazo, menos fuerza al asir algo.
  • Dolor de cabeza.

¿Qué puedes hacer en caso de dolor cervical?

La mayoría de las veces, el dolor es debido a estrés y tensión muscular, y el tratamiento consiste en aliviar dicha tensión:

1. En la fase aguda, si el dolor es muy intenso, puedes recurrir a las siguientes medidas:

  • Utilizar un collarín, que limita el movimiento y soporta el peso de la cabeza, lo que permite que los músculos descansen y se relajen con más facilidad.
  • Tomar en ayunas, media hora antes del desayuno, una cucharadita colmada de carbonato de magnesio en polvo, diluido en dos dedos de agua.
  • Ponerte en la zona dolorida una cataplasma de lechuga fresca o de arcilla templada.

2. Una vez que el dolor es menos intenso, una serie de ejercicios físicos pueden ayudarte a estirar los músculos y aliviar la tensión. Si repites los ejercicios diariamente también estarás fortaleciendo la musculatura del cuello, lo cual ayudará prevenir el dolor.

Todos los ejercicios comienzan en una posición erguida, con la vista al frente. Si trabajas en una postura que requiere mantener la cabeza fija en una posición mucho rato (por ejemplo, con un ordenador), haz estos ejercicios cada media hora o cada hora.

Ejercicios para el dolor cervical

1. Lentamente empuja tu barbilla recta hacia delante, mirando al frente. Mantén esta postura 5 segundos y vuelve a la posición normal.

2. Inclina lentamente la cabeza hacia abajo (como si quisieras tocar el pecho con la barbilla). Mantén la posición 5 segundos y vuelve a la posición inicial. Repite 10 veces.

3. Sin arquear la espalda, mueve lentamente el cuello hacia atrás (mirando al techo). Mantén esta postura 5 segundos y vuelve a la posición erguida. Abandona este ejercicio si te mareas al hacerlo.

4. Mueve la cabeza hacia la izquierda (como si miraras algo situado a tu izquierda sin mover el cuerpo). Mantén esa postura 10 segundos y vuelve la vista al frente. Luego mueve la cabeza hacia la derecha, mantén la postura 10 segundos y vuelve la vista al frente. Repítelo 10 veces. Abandona este ejercicio si te mareas al hacerlo.

5. Inclina lentamente tu cabeza hacia la izquierda (como si quisieras tocar tu hombro con la oreja). Mantén la postura 5 segundos y vuelve a la posición erguida. Luego haz lo mismo hacia la derecha. Repite 10 veces.

6. Levanta los dos hombros lentamente hasta esconder el cuello entre ellos. Mantén esta postura durante 10 segundos y vuele a la posición inicial. Repite 10 veces.

7. Empuja tu cabeza hacia un lado con tu mano, mientras tu cabeza resiste este empuje. Empuja durante 5 segundos y luego relaja. Repite 5 veces. Luego haz lo mismo hacia el otro lado, con la otra mano.

8. Pon tu mano en tu frente y empuja tu cabeza hacia atrás, al tiempo que tu cabeza resiste este empuje. Resiste durante 5 segundos y luego relaja. Repite 5 veces. Luego haz lo mismo, pero poniendo la mano en la nuca y empujando hacia delante.

9. Lleva tus brazos y hombros hacia atrás, tratando de juntar las paletillas lo más posible. Repite 5 veces. Luego haz lo contrario, como si te abrazaras a ti mismo, separando las paletillas, y mantén esta postura 5 segundos.