Autora: Ana Muñoz


La dismenorrea consiste en dolor en la pelvis durante la menstruación. Más de la mitad de las mujeres tienen menstruaciones dolorosas, con un dolor constante o palpitante que se centra generalmente en la parte baja del abdomen, irradiando hacia la parte baja de la espalda (la zona lumbar) o los muslos. Puede parecer en mujeres de cualquier edad.

Mientras que el dolor puede ser bastante leve para algunas mujeres, otras experimentan un malestar intenso que puede interferir perceptiblemente con las actividades diarias durante varios días cada mes.

Causas y síntomas

La dismenorrea puede ser primaria o secundaria. En la dismenorrea primaria no puede identificarse la causa responsable del dolor y afecta a mujeres jóvenes entre los 14 y los 25 años de edad.

En la dismenorrea secundaria el dolor está provocado por algún problema ginecológico subyacente, como inflamaciones crónicas, alteraciones en el desarrollo del útero, tumores benignos del útero y tejido uterino situado fuera de éste (endometriosis), entre otras.

Se cree que la dismenorrea primaria tiene lugar cuando las prostaglandinas producidas por el tejido uterino, producen contracciones muy intensas del músculo uterino durante la menstruación, así como una disminución del aporte sanguíneo al mismo. Sin embargo, el nivel de prostaglandinas no parece correlacionar con la intensidad del dolor que experimenta una mujer. Algunas mujeres tienen altos niveles de prostaglandinas y, sin embargo, no presentan dolor, mientras que otras mujeres con niveles bajos presentan un dolor intenso. Esta es la razón por la cual los investigadores consideran que la dismenorrea puede estar también relacionada con otras causas, como la alimentación, genética, estrés, y las diversas formas del cuerpo, además de las prostaglandinas.

Generalmente en el primer o los dos primeros años desde su inicio, las menstruaciones no suelen ser muy dolorosas. Sin embargo, una vez que la ovulación comienza, los niveles en sangre de las prostaglandinas aumentan, dando lugar a contracciones más fuertes.

La probabilidad de que una mujer tenga menstruaciones dolorosas aumenta en los siguientes casos:

  • Antecedentes familiares de dismenorrea
  • Llevar una vida estresante
  • Falta de ejercicio
  • Ingestión de cafeína
  • Enfermedad inflamatoria pélvica

Además del dolor, algunas mujeres pueden experimentar náuseas y vómitos, diarrea, irritabilidad, sudores, o vértigos. El dolor suele durar unos dos o tres días al principio de cada período menstrual. Muchas mujeres notan a menudo que sus períodos dolorosos desaparecen después de tener su primer hijo, probablemente debido al ensanchamiento de la abertura del útero o porque el parto mejora el aporte sanguíneo y actividad muscular del útero.

Factores dietéticos y estilo de vida 

El ejercicio físico parece estar relacionado con una disminución en la prevalencia o severidad de los síntomas.

El hábito de fumar, e incluso la exposición al humo ambiental del cigarrillo, están asociados a una mayor prevalencia de dismenorrea.

Los intentos de perder peso se asocian perceptiblemente a una mayor prevalencia de irregularidad y dolor menstruales, independiente del índice de masa corporal.

La ingesta de ácidos grasos omega 3 procedentes de pescado guarda correlación con un dolor menstrual más leve.

Plantas medicinales utilizadas para tratar la dismenorrea

Dado que la dismenorrea primaria sólo suele causar problemas durante 1-3 días cada mes, se suelen utilizar hierbas que ayuden a controlar el dolor durante esos días. El tratamiento durante todo el ciclo menstrual se reserva para los casos severos.

El tratamiento a corto plazo consiste en el uso de espasmolíticos, analgésicos, sedativos y plantas que disminuyen la producción de prostaglandinas. Pueden utilizarse al inicio de la menstruación. Sin embargo, estos remedios son generalmente más eficaces para el dolor severo cuando se toman antes del inicio de la menstruación durante algunos días. Las altas dosis se recomiendan para controlar los síntomas agudos.

Espasmolíticos uterinos: ñame silvestre (Dioscorea villosa), mundillos (Viburnum opulus) y hojas de frambuesa. Las hojas de frambuesa se han utilizado para diversas afecciones del aparato genital femenino, sobre todo para facilitar el parto. Produce un relajamiento del útero en mujeres no embarazadas. Es decir, las hojas de frambuesa ayudan a regular las contracciones uterinas a un nivel adecuado. El ñame silvestre se utiliza para el dolor uterino y ovárico. Ejerce un efecto estrogénico, ayudando en la regulación del nivel de estrógenos, disminuyendo, por tanto, la producción de progesterona, la cual puede contribuir a la dismenorrea. Viburnum opulus se considera un tónico uterino. Se utiliza para aliviar calambres y espasmos de todo tipo, dolor uterino y ovárico, dismenorrea y contracciones uterinas irregulares.

Analgésicos. La fumaria es un analgésico útil para cualquier dolor abdominal y la amapola de California es otra hierba analgésica que puede utilizarse.

Hierbas que disminuyen la producción de prostaglandinas. No son muy analgésicas, de modo que es preferible comenzar su uso antes de la menstruación. Incluyen jengibre, cúrcuma y corteza de sauce. El jengibre es un espasmolítico, antiinflamatorio y estimulante de la circulación. Puede tener también un efecto analgésico.

Suplementos utilizados en el tratamiento de la dismenorrea

1. Vitaminas

Niacina

En los años 50, Hudgins informó de los resultados de estudios que mostraban que los suplementos de niacina proporcionaron alivio de los dolores menstruales a cerca del 90% de las mujeres con dolores lo bastante severos como para requerir quedarse en cama, sedación intensa o baja laboral.

Hudgins prescribió 100 mg de niacina dos veces al día y al menos 100 mg cada 2 a 3 horas durante los dolores. También creyó que la eficacia de la niacina se incrementaba con la adición de 300 mg diarios de ácido ascórbico. Por desgracia, su trabajo nunca fue confirmado mediante la realización de otros estudios, aunque su alta tasa de éxito sugiere que era algo más que un efecto placebo.

Tiamina

Un grupo de 556 mujeres jóvenes en la India con dismenorrea que iba de moderada a muy severa, recibió diariamente 100 mg de clorhidrato de tiamina, o bien un placebo durante 90 días.

Los resultados mostraron que el 87% de las mujeres del grupo tratado con tiamina se curó totalmente, mientras que en el 8% el dolor se redujo hasta casi desaparecer.

Dos meses después seguía habiendo mejorías. Estos resultados son consistentes con los de estudios que encontraron que la tiamina tiene un efecto analgésico, aunque esos estudios emplearon dosificaciones mucho más altas. Sin embargo, la deficiencia de la tiamina es bastante común en la India, de modo que es posible que solamente sea eficaz en casos de deficiencia.

Vitamina E

En 1955, Lancet publicó un estudio en el cual 100 mujeres jóvenes con dismenorrea espasmódica recibieron 550 mg de alfa-tocoferol 3 veces al día o bien un placebo durante 10 días antes de la menstruación y los 4 días siguientes.

Después de 2 ciclos, el 68% de las mujeres del grupo de tratamiento mejoró, en comparación con el 18% del grupo placebo. Puesto que la vitamina E inhibe la liberación del tromboxano A2 y estimula la síntesis de prostaciclina, el suplemento es más eficaz si comienza a tomarse varios días antes de la menstruación.

2. Minerales

Hierro

La deficiencia de hierro puede asociarse a un mayor riesgo de dismenorrea. En 1965, Nathaniel Shafer, del departamento de medicina de New York Medical College, observó que dos pacientes que recibieron suplementos de hierro para el tratamiento de una anemia, dejaron de padecer dismenorrea.

Después trató con suplementos de hierro a 6 pacientes que padecían dismenorrea, varias de las cuales tenían también anemia por deficiencia del hierro, sin informarles de que el tratamiento podía aliviar su dolor. Ninguna de estas pacientes tenía endometriosis u otra enfermedad pélvica orgánica que explicara la dismenorrea. Todas informaron de una disminución o desaparición completa del dolor menstrual después de tomar el hierro.

Magnesio

Existen algunas evidencias de que las mujeres con dismenorrea pueden tener déficits de magnesio. Además de sus efectos vasodilatadores y de relajación muscular, el magnesio inhibe la síntesis de prostaglandina F2 alfa.

Dado que la vitamina B6 aumenta la afluencia de magnesio iónico al interior de la célula del miometrio (músculo uterino), puede aumentar la eficacia del magnesio. De hecho, cuando la combinación de ambos se tomaba cada 2 horas durante las menstruaciones y 4 veces al día durante el resto del ciclo, se producía una disminución progresiva de la intensidad y duración de los dolores menstruales durante los 4-6 meses siguientes.

Ácidos grasos esenciales

Los ácidos grasos omega- 3 y omega-6 procedentes del aceite de pescado se han mostrado útiles para la reducción de los síntomas de dismenorrea.

En un estudio sobre los hábitos dietéticos de mujeres que no estaban embarazadas y no utilizaban contraceptivos orales se encontró que un consumo bajo del ácido graso omega-3 y omega- 6 está asociado a síntomas de dismenorrea.